Viejos y nuevos amigos. Encuentros y reencuentros

Jun 6, 2019 | Artículos

Naomi Uman

Aunque suene manido, programar es algo más que juntar y proyectar películas. A lo largo de estos años de festival, una de las cosas que más nos han marcado es el propio vínculo que se establece con los cineastas. Durante meses, conversamos a distancia para ultimar todos los detalles, y cuando por fin nos conocemos o reencontramos, es casi como quien pone cara a un amigo por correspondencia, o vuelve a ver a un viejo conocido. Es por eso que, de alguna manera, siempre tenemos presentes a todos los que pasaron por aquí, e incluso muchas veces se cuelan en nuestras conversaciones los momentos vividos con algunos cineastas.
Por ese motivo, y también por el pensamiento de que el haber dedicado un monográfico a un artista no tiene por qué cerrar las puerta a un seguimiento de su obra, hemos mantenido relaciones con estos cineastas a través de nuestros programas temáticos de los últimos años, que esta vez se tornan ya con toda intención un punto de confluencia con esos viejos amigos, pero también una invitación con miras de futuro. Y esas miras de futuro son los nuevos amigos, esos cineastas con los que nos gustaría establecer y consolidar vínculos, siguiendo esa intuición de afinidad.
En el primer programa, titulado, LA LUZ EN LA CÁMARA, nos reencontramos con Saul Levine, que nos visitó en 2016, y que sigue siendo a día de hoy una referencia ética y estética para el festival. Un cineasta cuya obra está construida íntegramente a través de nuestra querida cámara de super 8, y que recuperamos aquí a través de una nueva entrega de sus Light Licks, serie dedicada a, precisamente, esa luz que inunda la cámara desde distintos flancos. Por otro lado, nuevas generaciones de cineastas de super 8 vienen al encuentro de Levine: la venezolana Valentina Alvarado, que más que dejar fluir la luz dentro de su cámara de super 8, la busca donde no existe: en los apagones de su natal Maracaibo. Bruno Delgado Ramo, por su parte, aprovecha la intimidad del super 8 en un alucinante viaje por su habitación, por los encuadres insólitos, los trampantojos visuales, la luz que recorre un espacio limitado. Janie Geiser fue protagonista junto a Lewis Klahr en 2012 del ciclo dedicado al collage en la animación, “El nuevo monstruo”. En esta ocasión vuelve con su Fluorescent Girl: una foto encontrada, un reflejo, una imagen que se agarra a la retina. Cabe también en este programa un cómplice en la distancia que nos hubiese gustado llegar a conocer mejor: Robert Todd, y su increíble uso de las posibilidades de la luz en la cámara de 16mm.
El segundo programa, LÍNEAS Y TRAYECTOS, nos trae de vuelta a algunos de los que fueran los nuevos impresionistas de 2016, en una vertiente en la que el desplazamiento, real o virtual, es vital. Por un lado, las Lines of Force de Dan Browne, el colorido y bello gesto de las fuentes parisinas de Stephen Broomer (que repitió en 2017 con su Potamkin), y el impresionismo glitch de Jacques Perconte, que nos visitó con una performance y una instalación. Vuelve también Jodie Mack, que desde la edición de 2014, cuando nos visitó, ha estado presente casi cada año a través de su prolífica y desbordante imaginación animada. Malena Szlam, que ese mismo año nos trajo su Lunar Almanac a través del programa de Media City, vuelve con un viaje al paisaje chileno en su imponente Altiplano. Vuelve nuestra recordada Naomi Uman, que dejó una profunda huella en A Coruña en 2012 a través del programa dedicado a su obra y el taller que impartió, esta vez con dos work in progress que cubren tanto la versión más humanista (en este caso animalista) de su trabajo, como la más dedicada a la intervención de metraje encontrado. Y se incorporan dos nuevos y ya queridos amigos: Jeannette Muñoz con su proyecto Puchuncaví, un lugar que ya es muchos lugares, que es una idea, y Stefano Canapa, cuya experimentación sonora con el cine analógico traza líneas en la pantalla, siguiendo los trayectos de la banda de sonido óptico.

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