En 2017 se pusieron en marcha las primeras Residencias Artísticas Internacionales de Creación Cinematográfica – BAICC, un proyecto muy deseado por el (S8) que se vio materializado gracias al apoyo de AC/E e o LIFT de Toronto, reafirmando la fuerte apuesta de la Muestra por la formación y la creación artística en espacios alternativos.
Esta semana concluye la segunda edición de #BAICC, en la que el Liaison of Independent Filmmakers of Toronto acogió a la cineasta Aitziber Olaskoaga. PMC – Principio Máquina de Coser fue su propuesta conjunta con Pilar Monsell, elegida entre los case 30 proyectos recibidos en esta convocatoria. Ellas son el Colectivo Prismáticas, y su prototipo colaborativo, a SEE-W-ING MACHINE, es un dispositivo que combina un proyector de 16 mm y una máquina de costura que les permitirá coser y proyectar películas al mismo tiempo. El resultado final de este trabajo realizado a lo largo de 5 semanas en Toronto se podrá ver, en estreno mundial, durante la Xª Muestra de Cine Periférico, que tendrá lugar en A Coruña del 31 de mayo al 9 de junio de 2019.
Como colectivo, PRISMÁTICAS está apasionadamente comprometida con el uso y manipulación del cine analógico, que exploran la potencialidad del proceso colectivo y de código abierto al establecer encuentros entre mujeres trabajadoras de diferentes industrias, especialmente las industrias audiovisual y textil. Su SEE-W-ING machine permitirá que estas ideas se convirtan en el ambiente performativo, revelando el trabajo a menudo invisible de las mujeres.
Aitziber Olaskoaga, Bilbao (1980). Artista visual que trabaja con videos y formatos analógicos para llevar a cabo proyectos cinematográficos documentales. Actualmente está cursando el Programa de Cine e Vídeo del Instituto de Artes de California gracias a una beca de estudios de la universidad, donde trabaja como proyeccionista principal. En 2018 formó parte de la exposición Bi dos two, comisariada bajo el programa eramuak en Azkuna Zentroa, Bilbao (España) y actualmente está editando un vídeo-ensayo que reflexiona sobre el nacionalismo y la construcción de la identidade nacional en el País Vasco junto a Pilar Monsell, gracias a una concesión del Gobierno Vasco. Aitziber está de año sabático para realizar algunos proyectos en Europa, como una residencia artística en BilbaoArte, donde ahora trabaja en Dar Salam, un proxecto colectivo da maior área metropolitana de Bilbao.
Aprovechando los últimos días de Aitziber en Canadá quisimos realizarle una entrevista en la que nos comenta su experiencia en la residencia y algunos adelantos de su trabajo:
– ¿Podrías comentar tu trayectoria brevemente?
Estudié cine y comunicación audiovisual y después de la carrera realicé un sinfín de trabajos que no estaban relacionados con la creación audiovisual, y que no me motivaban. Hace cuatro años me dieron una beca del Ministerio de Cultura para irme a Los Ángeles durante siete meses. Allí acabé La sonrisa telefónica, una pieza en video que se mostró en algunos festivales de cine. Mientras estaba allí también realicé la solicitud para estudiar un master de cine en California Institute of the Arts, y la universidad me ofreció la oportunidad de pagarme los estudios a cambio de ser la responsable de la cabina de proyección del cine de la escuela (somos unos 10 proyeccionistas). Acabé mi segundo año del master el verano pasado y este año me lo he cogido sabático, volveré en otoño para acabar el último curso del programa.
– En el pasado ya disfrutaste de otras residencias artísticas. ¿Cómo se afronta el proceso de creación en este contexto?
Cada residencia artística ofrece un contexto de producción específico, ya sea por su economía y medios, así como por el territorio donde ser desarrolla. Esta es la segunda que llevo a cabo y es por muchos motivos completamente distinta a la anterior que realicé, en la que no disponía de un espacio de trabajo o taller, no tuve que desplazarme a otro país para realizarla, y no conté con una partida de dinero destinada a mi trabajo o gastos diarios. Me parece que este contexto de producción es inseparable de la forma en la que afrontamos el proceso de creación del proyecto a desarrollar.
Durante mi residencia en LIFT, sabía que lo primero que tenía que hacer al llegar a Toronto, era buscar gente que supiera de electrónica y programación para trabajar con ella. Así que mis primeros días en Canadá me dediqué a preguntar con quién podría trabajar en el proyecto, y a escribir emails. Tuve mucha suerte porque la primera semana encontré a un chico que no sólo tenía todos los conocimientos que buscaba en un posible colaborador, sino que además, al ser programador y activista, ha contribuido enormemente a hacer crecer la dimensión histórica y política del proyecto.
Por un lado, esta primera fase de PMC se ha centrado en la construcción, hackeo y cacharreo de un primer prototipo, y por otro, en la investigación acerca de la invisibilización del trabajo de mujeres racializadas en la industria electrónica.
– ¿Podrías explicar brevemente en qué consiste PMC el proyecto que estás desarrollando?
Principio Máquina de Coser es un proyecto a largo plazo que estamos desarrollando Pilar Monsell y yo bajo el nombre de Prismáticas. El cinematógrafo, aparato que combinaba cámara de cine y proyector, partió del sistema de arrastre de las máquinas de coser, lo que se conoce como “principio máquina de coser”. Nosotras lanzamos la siguiente pregunta: ¿qué hubiera pasado si el proyector de cine no hubiera excluido la costura?
Durante esta residencia nos hemos querido centrar en la construcción de un primer prototipo de máquina que de alguna forma incluye partes y elementos tanto del proyector, como de la máquina de coser, así como componentes electrónicos y materiales varios.
Nos proponemos construir un dispositivo artístico que permita combinar lo que antes se encontraba separado [ cine y costura ] y que pueda con ello dar luz sobre un espacio itinerante de enunciación, reivindicación, auto-representación y diálogo entre mujeres trabajadoras de distintos sectores industriales, especialmente del audiovisual y del textil. Pretendemos buscar juntas el mejor modo de hacer circular nuestros conocimientos técnicos y artísticos, indagar en los potenciales de los procesos de trabajo colectivo y de código abierto y, por último, tejer encuentros con mujeres trabajadoras de otros sectores.
– ¿Cuál es la motivación para desarrollar tu obra en formatos analógicos y qué crees que aportan en plena era de la imagen digital?
Todo lo relacionado con lo técnico, y la manipulación y conocimiento profundo de maquinaria, ha sido monopolizado y relegado a lo masculino, y en gran parte este proyecto tiene como objetivo subvertir esto.
Para ello, PMC toma como punto de partida el momento histórico del nacimiento del proyector de cine, y nosotras arrancamos el proyecto con un aparato analógico (un proyector de 16mm) que poco a poco hemos hackeado, tuneado e introducido elementos de nuevas tecnologías para darle usos hasta ahora no imaginados. Creo que en parte esta utilización de formatos analógicos es una relectura y reescritura de la historia, de los trabajos precarizados e invisibilizados realizados por mujeres a lo largo de todo el mundo. También creo que refleja nuestra práctica artística y nuestro trabajo. En mi caso, como proyeccionista trabajo a menudo con películas de 35 y 16mm y también ruedo en formatos analógicos, y Pilar como miembro del Laboratorio Reversible de Barcelona, tiene acceso a maquinarias y aparatos utilizados en procesos analógicos (moviolas, proyectores, cámaras de cine, etc) y realiza proyectos en 16mm.
– ¿Que significa para ti trabajar en una institución de referencia internacional en la creación de la vanguardia cinematográfica como es el LIFT Toronto? Todas las personas con las que he contactado para trabajar en el proyecto, o con las que de alguna forma me he relacionado y lo han hecho crecer, han salido de contactos que los distintos trabajadores de LIFT me han proporcionado, así que este ha sido el centro neurálgico de PMC.– ¿Qué destacarías de la comunidad de cine de Toronto y cómo te sientes trabajando en ella?
La verdad es que no he estado muy en contacto con la comunidad de creadores audiovisuales de la ciudad. Como en esta primera fase del proyecto hemos dado prioridad a la construcción de nuestro primer prototipo, me he relacionado mucho más con creadores que trabajan con electrónica y programación. He aprendido un montón sobre electricidad, Arduinos, voltios, luces led y motores. También he conocido a una chica que lleva 6 años trabajando en una máquina que combina un proyector de super 8mm, con un tocadiscos.
El desarrollo del prototipo se ha gestado entre LIFT e InterAccess, un centro de producción de medios electrónicos que está en la misma calle que LIFT, a 10 minutos andando y donde hemos podido utilizar la fresadora para cortar varias piezas de la máquina, así como utilizar infinidad de herramientas y realizar consultas a otros miembros del centro cuando teníamos dudas o estábamos atascados en algún tema.
– ¿En qué parte del proceso se encuentra el proyecto en estos momentos y cuáles serán los siguientes pasos a seguir?
PMC cuenta ya con el primer prototipo de lo que hemos denominado la SEE-W-ING machine. Esperamos que gracias a futuras residencias y becas podamos seguir desarrollando la máquina, y trabajando con mujeres de distintas nacionalidades y contextos culturales para desarrollar espacios de colaboración y creación artística.
– ¿Con qué se va a encontrar el público que se acerque al estreno de PMC en la próxima edición de (S8) X Mostra Internacional de Cinema Periférico?
Con una performance en la que nuestra máquina nos dará pie a hablar sobre cómo el trabajo de las mujeres ha sido históricamente infravalorado, invisibilizado y borrado. Proyectaremos, coseremos y leeremos juntas para combatir la tecnofobia y los relatos hegemónicos impuestos sobre lo femenino.