En 2014, la artista, investigadora y docente Esperanza Collado nos trajo su performance We Only Guarantee the Dinosaurs: una particularísima investigación en torno a las posibilidades de la proyección con proyectores móviles, juegos de luces y sombras, sonidos “en off”, objetos, películas, bucles y juegos con el propio cuerpo que tomaba el espacio y lo convertía en algo a la vez reflexivo, maleable e incluso, por momentos, humorístico. Siete años más tarde, Collado vuelve con una performance coral en la que ejerce como “directora de orquesta” de un grupo rico y heterogéneo de artistas y skaters, que expanden su práctica y la complementan, en un evento único e irrepetible.
Como nos cuenta Collado a continuación, todo empezó con un monopatín.
Esta pieza parte en principio de un interés por el skateboarding que empezó el año pasado cuando estaba en residencia en Taipei. En el estudio donde estaba había mucha distancia desde el espacio de trabajo hasta mi habitación. Entonces, otro artista me invitó a utilizar su skateboard para desplazarme de un sitio a otro. A partir de ahí, y de empezar un poco a patinar y a ver un montón de vídeos, me imaginé que podría ser interesante introducir el skateboarding en el cine expandido, en la proyección y en una situación cinematográfica espacial. Lo siguiente que pasó fue que volví a España a finales de septiembre, y el primer día de clase (yo doy clase en Cuenca, en la Facultad de Bellas Artes) vi entrar a seis o siete alumnos con skateboards, y pensé: “¡esto promete mucho!”. Hubo un grupo maravilloso este año en clase, además de otra gente a la que ya conocía de años anteriores por el hecho de estar por la facultad. Yo sabía que a algunos les interesaba el cine, que habían estado en rodajes. Hay también como una subcultura dentro del skateboarding que hace cine en super 8 y en 16mm. A partir de ahí montamos un proyecto dentro de la clase, el “sk8 super 8”, con el que filmamos una serie de rollos de super 8. Después ocurrió que me invitaron Valentina Alvarado y Carlos Vásquez a Barcelona a este proyecto que bautizaron como “Ojo rima con máquina” (creo que fue la primera sesión) a hacer una performance. Había poco tiempo y no quería hacer una performance tan elaborada como We Only Guarantee the Dinosaurs, sino más bien algo más improvisado, y pensé, hablando con ellos, pensando en que en Barcelona hay una cultura muy fuerte de skateboarding, que por qué no ir a la plaza del MACBA, por ejemplo, y reclutar allí a un par de skaters. Luego hablando con otros artistas que conozco allí, Mario Santamaría, en concreto, me dijo que la plaza del MACBA no era el contexto “pro”. Hubo entonces que ir a un lugar donde estaban los skaters más “pro”, y se apuntaron dos. Así empezó la performance. El título (Kicked with the Front Foot on the Dark Side of the Deck) está basado en el nombre de un truco de los que se hace en el skateboarding. La experiencia estuvo muy bien. Las películas que uso para este trabajo vienen de una performance anterior, de 2010, que de hecho fue mi primera colaboración con Max Le Cain, Rafa del Pozo y Víctor Esther García. Damien Sanville (que está aquí este año invitado para el encuentro de los microcines) también participó en la preparación de esta performance. Son todo bucles de película en los que la premisa era no filmar: generar bucles, pero todo intervenido a mano. Rescaté estos bucles para esta performance, y fue curioso porque el espacio iba cambiando. En Barcelona fue mucho más sencillo que lo que luego generamos en Cuenca. Cuando volví a Cuenca, le conté a mis alumnas lo que habíamos hecho en Barcelona, les enseñé fotos, se volvieron locas y enseguida dijeron: “vamos a probar esto”. Entonces estuvimos en enero dos semanas en una sala de exposiciones en la facultad completamente oscurecida, sin ventanas, y todas las tardes íbamos a probar cosas. Poco a poco las alumnas se iban trayendo más material: unas luces, unas telas, una estructura de madera… Fue muy cómodo porque lo hicimos en la Facultad de Bellas Artes, donde materiales hay todos los que quieras. Finalmente estábamos veinte personas participando. Fue muy interesante, y muy caótico también. Luego hicimos una presentación pública, que fue en la época de Covid más intenso y de más restricciones, por lo que no podía entrar mucha gente en el espacio. Aquí lo que traemos es algo mucho más reducido, lo cual está bien porque de esa manera lo podemos controlar un poco mejor. Hay espacios que dan también para la improvisación, y la gente que traigo son gente cuya práctica es muy interesante: está Guillermo Grande, Javi Montero, Paula Guerrero, Tzuhan Hung, que era una estudiante de máster… Es una mezcla de personas que estaban en grado y de otras que ya han terminado la carrera o el máster.