ANNALISA D. QUAGLIATA
PROGRAMA
Filmoteca de Galicia | Martes 4 junio | 20:00 horas | Entrada libre a todas las sedes hasta completar aforo. No será posible acceder a las salas una vez empezada la proyección.
¡AOQUIC IEZ IN MEXICO! (¡YA MÉXICO NO EXISTIRÁ MÁS!)
Annalisa Quagliata | 2024 | México | 16 mm a HD | 87 min
Una mirada frenética recorre la convulsa Ciudad de México, metrópolis colosal sostenida por el mito del mestizaje y otras violencias coloniales. Pasado y presente tejen una ráfaga de imágenes; memorias fragmentadas de este territorio. Deidades antiguas que se encarnan, sueños que se desdoblan entre la intimidad, la complicidad y el tumulto. Una película errática que nos invita a reimaginar la compleja relación que sostenemos con la “mexicanidad”. (Annalisa Quagliata)
ANNALISA D. QUAGLIATA
¡YA MÉXICO NO EXISTIRÁ MÁS!
Hay películas que parece que emiten calor, que respiran y transpiran, que son como seres salvajes e impredecibles, que son como adentrarse en una atmósfera llena de vapores y olores que todo lo inundan. ¡Ya México no existirá más! es justamente eso, y es bien paradójico que una película llamada así haga existir de manera tan palpable el pulso de la ciudad del mismo nombre dentro de una sala de cine: hablamos de Ciudad de México, antigua Tenochtitlan, ampliada y construída sobre un lago después de la conquista. Annalisa D. Quagliata ha elaborado un retrato con vida propia de la ciudad en la que vive, en el que pasado y presente, mito y realidad, pureza y mestizaje, rabia y sensualidad se funden.
Annalisa D. Quagliata es uno de los motores de la efervescente escena de cine underground contemporáneo de Ciudad de México, no sólo desde la creación, sino también desde el activismo cultural y la exhibición desde su espacio La Cueva, y como integrante del Laboratorio Experimental del Cine, centro vital del cine analógico en México. Como cineasta, su trabajo ha recorrido a lo largo de los años tanto la historia reciente de México como las raíces ancestrales de su cultura desde una perspectiva feminista y anticolonialista. La condición fuertemente política de su trabajo se entremezcla con un poderoso trabajo con la materialidad del cine, que en su largometraje ¡Aoquic iez in Mexico! (¡Ya México no existirá más!) es fundamental.
¡Aoquic iez in Mexico! es una película que se divide en varios capítulos que van trazando conexiones y asociaciones entre la cultura ancestral y la Ciudad de México contemporánea. Quagliata va creando un universo estético para cada uno de esos capítulos: bien mediante el uso de la filmación fotograma a fotograma, de bailes frenéticos con la cámara en planos entrecortados y sensoriales, del uso de superposiciones y colores vibrantes, y también en momentos de observación reposada y cuidadosa, y de puestas en escena que beben de los mitos e imágenes indígenas. Quagliata resalta en su sinopsis la compleja relación con la “mexicanidad” de la que habla la película, y ese es sin duda uno de sus ejes. Pues esa mexicanidad puede ser desde la recuperación de los símbolos y los dioses prehispánicos, a la integración en los tropos culturales del México actual, fruto de la colonia y el mestizaje, y en donde caben desde la lotería a las fiestas de 15 años y las melodías de Los Ángeles Azules. Todo se mezcla y se funde de una forma tan caótica y excitante como la misma manera de funcionar de la ciudad, trazando una multitud de asociaciones y analogías apabullantes. Por ejemplo, cuando va uniendo la iconografía de las estaciones de metro de la ciudad con los símbolos mexicas de los que provienen, para luego terminar llegando a los jóvenes que se tatúan esos mismos símbolos y dioses, reclamando su espacio y su identidad fuera del espacio institucional y reglado del Museo Arqueológico. La estética punk de Los Cogelones en un pogo, rock mexica experimental, funciona como crisol de esta reparación sin fin. El pausado ritual de elaboración de los tamales desemboca en otro ritual descarnado, sensual y sexual (en las puestas en escena mágicas, de desnudez, comida y piñata de Marcela Vásquez, motivo recurrente a lo largo del film). Vemos los desfiles con fantasiosos atuendos tradicionales (a medio camino entre lo indígena y lo colonial) encajados en las calles de cemento de la urbe, la fábrica de tortillas que muele el maíz, emblema prehispánico, en una máquina implacable. Todo un relato que no es posible explicar con palabras, y que Quagliata ha sabido conjurar usando el cine, sus formas y sus potencias, traduciendo esa complejidad en imágenes, en cortes de montaje y en un rico collage sonoro. ¡Aoquic iez in Mexico! consigue que entendamos todo eso con el cuerpo y eso es, quizás, lo más importante que puede hacer una película.
Elena Duque