ACCIDENTES AFORTUNADOS: PHIL HOFFMAN Y LA FILM FARM

Jun 9, 2024 | Artículos, Destacados

Phil Hoffman nos cuenta la historia de su proyecto, la Film Farm en Ontario, Canadá, que este año cumple 30 años.

LA INSPIRACIÓN

A finales de los 80, ya había terminado una serie de películas autobiográficas que me dieron la oportunidad de viajar. En estos viajes hice talleres de cine, realmente precursores de la Film Farm y de los talleres de Process Cinema que desarrollé más tarde. En estos viajes empecé a dar talleres en varios lugares como Helsinki. Estar fuera me dio la oportunidad de hacer borrón y cuenta nueva, y me dio tiempo y espacio para imaginar otra clase de enseñanza, más abierta que la que la universidad podía ofrecer. La experiencia evolucionaría en un proceso de descubrimiento. 

El otro aspecto fue luchar por lo comunal. Había visto por una experiencia previa la intensidad que se daba cuando un grupo de gente afín se juntaba una semana en una suerte de burbuja creativa. Aunque sólo hubiésemos pasado una semana juntos, esas amistades parecían reverberar toda la vida a través de este intercambio tan intenso. Las películas emergían de esta intensidad, a veces tras siete días, a veces iban surgiendo después de varios años. 

LOS COMIENZOS DE LA FILM FARM

El primer taller del Retiro Independiente de la Imagen (para el que más adelante el escritor y cineasta Chris Gehman acuñaría afectuosamente el término “Film Farm”) fue en mayo de 1994. De hecho habíamos llevado a cabo una especie de prueba, el taller “Dirección de Fotografía para Mujeres” a través de la escuela de verano del Sheridan College, en donde yo enseñaba Artes Mediales, y a través de eso convencí a algunos de mis alumnos para venir a la granja para acondicionar el granero. Fue bastante trabajo pues el granero estaba lleno hasta los topes de paja y tuvimos que pedirle a un granjero local su tractor para poder sacarla. Algunos de estos alumnos, Rob Butterworth y Tracy German, fueron fundamentales para establecer el taller, Rob está aún en el colectivo a sus 30 años, y Tracy aún hace películas y da clases hoy en día en el Sheridan College. 

Mi recuerdo de la primera Film Farm es frío y lluvioso. Apenas tuvimos suficientes participantes para empezar. Estaba terriblemente preocupado pensando que los seis participantes la odiarían. Además de todo eso la película de alto contraste en blanco y negro con base de acetato 7378 que estábamos usando (ahora usamos 3378 que es lo mismo pero con base de poliester) estaba saliendo extremadamente verde debido a, esto lo pensamos después, el alto contenido en hierro de las aguas subterráneas de la granja. Pero en realidad los participantes estaban tan felices sólo de ver que habían obtenido una imagen ¡y que la habían hecho ellos mismos! Aún veo sus sonrisas entusiastas, mirando las imágenes… ¡wow! Más adelante Rob resolvió el problema de la película verdosa añadiendo sulfito de sodio al revelado reversible para quitar el matiz verde, y esa es la manera en la que el taller evolucionó, a través de medios impredecibles que nos llevaban en una dirección u otra. Todavía estoy en contacto con la mayoría de esos primeros participantes, muchos de ellos continúan su práctica fílmica de diferentes maneras. 

LA EVOLUCIÓN

Al principio revelábamos la película en una máquina de revelado pequeña, pero pronto cambiamos al revelado en baldes, debido al viaje de Rob Butterworth a Europa unos pocos meses después de nuestro primer retiro de la Film Farm, donde asistió a un taller de revelado a mano en Leuven, Bélgica, en Stuc/Kapstuc, dirigido por Yann Beauvais, Yurgen Rebel, Karel Doing y Xavier Auerel. Este taller afectó directamente nuestro paso del revelado a máquina al revelado a mano.

El cambio al revelado en baldes nos permitió una mayor libertad, y más posibilidades de relacionarnos con la imagen directamente, siguiendo el camino de Man Ray. Para nosotros los accidentes siguieron siendo una señal que nos condujo a nuevos procesos y prácticas, al igual que lo fueron para Man Ray y Lee Miller, que descubrieron la solarización al encender una luz por accidente durante el revelado. 

Karel Doing marcó otro cambio importante en la Film Farm, cuando vino en 2018 y nos enseñó el proceso de los fitogramas que estaba desarrollando. Ya habíamos estado experimentando con cafenol y con prácticas de revelado y tintado con flores antes de 2010 pero no fue hasta la visita de Karel que decidimos que era hora de dirigirnos a toda máquina hacia el revelado con plantas, concentrando el taller en torno a la relación con la tierra y sus habitantes florales en los alrededores de la granja. 

Uno de los hitos recientes de este viaje de treinta años a través del cine hecho a mano que es la Film Farm, fue durante una colaboración con el pueblo originario de los Saugeen de Chippewa Hill, una hora al norte de la granja. El taller se concibió como un intercambio. Los mayores Saugeen nos enseñarían las propiedades medicinales de las plantas, y nosotros enseñaríamos a artistas locales de otras prácticas (pintura, danza, narración de cuentos, trabajo con cuentas) cómo revelar película con flores. El taller se abrió con una ceremonia de bienvenida conducida por la educadora y mayor herbolaria Lori Kewaquom. Cuando le dije a Lori con cierto orgullo que en la Film Farm cuando recolectamos plantas para revelar nunca cogemos más del 25% de la planta para que pueda regenerarse, ella generosamente comentó que la semana siguiente nos enseñaría cómo preguntarle a la planta cuánto podíamos coger. Y así lo hizo. Todo el proceso se basaba en respuestas corporales a las plantas y en una lúdica conversación con nosotros mismos. 

LA INFLUENCIA DE LA FILM FARM

Al principio fue mi práctica del cine de trabajar a través de los caminos del azar y con procesos aleatorios la que me llevó a querer empezar un taller donde el proceso fuera más importante que la pieza terminada. Algo que estaba muy lejos de la manera en la que el cine parecía estar evolucionando a principios de los 90, especialmente en el cine mainstream y en los centros educativos. Veía a jóvenes cineastas caer en prácticas industriales, en las que la financiación y la escritura del guión los mantenían lejos de realmente hacer cosas. En la Film Farm primero filmas y luego te haces preguntas, lo que evoluciona en una confianza en la espontaneidad como punto de partida. 

La Film Farm es un evento anual que me recuerda esta máxima de la espontaneidad. Creo que mis trabajos se han hecho mucho menos elaborados debido a la influencia de la Film Farm. Es una ecología derivada de mi vida cotidiana. Por supuesto Vulture (2019) y Deep 1 (2023) están hechas sobre el terreno y en “este” lugar en la granja. Revelo lo que filmo con las flores que estén floreciendo en ese momento. Tengo que congelar algunas para lo que se filma en invierno. Ya sé cuando ciertas plantas saldrán en primavera. Todo se basa en una conexión con esos ciclos. 

Más información sobre los comienzos de la Film Farm aquí.

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