BETZY BROMBERG. LA ESTÉTICA DE LA NEGACIÓN

Jun 3, 2025 | Artículos, Destacados

«Lo que encuentro fascinante de estas fotografías, de estas instantáneas, no es lo que son, sino lo no son», dice la voz calma pero desafiante de Betzy Bromberg que abre su última película, A Darkness Swallowed. Las dos fotos a las que se refiere, en tonos sepias, se pueden confundir con ordinarias imágenes antiguas y lograría pasar inadvertidas como parte de un álbum familiar vetusto y olvidado. Lo que parece resonar en esa frase inicial es la catastrófica ruptura del Magritte que atestiguaba «Esto no es una pipa» bajo el reconocible y simple dibujo de una pipa, provocando un consecuente cataclismo entre los lenguajes y el sentido. En el cine de Bromberg también existe ese gesto provocador pero, sobre todo, esas fotos y esas palabras son el puntapié para su pequeño manifiesto de una estética de la negación, para llamarlo de alguna manera, que viene sosteniendo desde finales de los setenta. Si el indefinido territorio del cine experimental sólo se puede empezar a explicar por la negación tanto de modelos apriorísticos ajenos y de patrones propios como de formas convencionales de la comunicación y el lenguaje audiovisual, Bromberg, también profesora, tal vez sea la más lúcida investigadora de esa indefinición, aunque sus películas difícilmente se puedan percibir como guiadas por una línea teórica. Porque en toda su obra, lejos de fijar una posición o un estilo identificable, Bromberg asume una postura crítica perpétua sobre los lenguajes tanto formales y visuales como sobre lo que usualmente se cataloga como discurso político y feminista. En una intermitencia entre la abstracción y la figuración, su mirada se instala entre un pensamiento atípico y una sensibilidad visual inédita, que decantan en experiencias sensoriales a veces impasibles, a veces agitadas, pero siempre desestabilizadoras ideológica y estéticamente.

Militante de la imagen fílmica, todas las películas de Bromberg fueron realizadas en 16 mm con el interés central de reinventar las posibilidades del registro de la luz y el movimiento; por eso, no resulta contradictorio que Bromberg, aunque hoy sea lo más opuesto al cine mainstream estadounidense, trabaje para grandes producciones industriales como Terminator 2 (1991) y El último gran héroe (1993) como supervisora de efectos visuales y ópticos: su apuesta a un refinamiento de la imagen cinematográfica es comparable con el rigor técnico y tecnológico de cierta corriente de Hollywood. Incluso, esta ductilidad para incorporarse al sistema de estudios constituye otra negación: el rechazo del arquetipo de la cineasta underground y marginal desplazada de la disciplina industrial. Las direcciones que asume la obra imprevisible de Betzy Bromberg tal vez nieguen sistemáticamente toda certeza que tenemos del cine contemporáneo. 

Diego Trerotola para el catálogo del Bafici 2007 desde 2003 hasta ahora, buscando nuevas instancias creativas, pruebo técnicas como filmar sin mirar, filmar imágenes que reproduce la computadora grabadas antes por mí en video o de videos que encuentro en internet, grabo en video cámara en mano la proyección en Super 8 o envío a digitalizar el revelado y exploro en edición digital con imagen y sonido. Las proyecciones mayormente digitales.

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