CAMERA OBSCURA: PABLO MARÍN
Todos los contenidos online de esta edición se podrán ver en abierto y de forma gratuita en nuestra web (www.s8cinema.com) del 28 de mayo al 6 de junio de 2021 (ambos días inclusive).
De 1972 a 1981 en la televisión pública de Boston, Robert Gardner condujo un programa que se convertiría en una referencia y en una serie de culto para la comunidad del cine experimental: Screening Room. Por él pasaron los más relevantes cineastas de vanguardia de su tiempo, a quienes Gardner entrevistaba en profundidad, ofreciendo también a los televidentes la oportunidad de conocer su obra incluyendo en el programa alguna de las piezas de esos cineastas. Desde 2020, y pensando en nuevas formas de expandir y difundir el cine experimental (empujados por los tiempos que corren, pero también propusaldos por las facilidades que nos da la tecnología e internet), el (S8) se inspira en el mítico programa de Gardner (con el Cinéastes de notre temps de Janine Bazan y André S. Labarthe también en mente) para crear Camera Obscura, un programa emitido en streaming realizado con una estética peculiar y una clara vocación creativa. En él conoceremos a fondo los procesos de trabajo de un grupo de cineastas, al tiempo que podremos disfrutar de una pequeña muestra de sus piezas. El nombre del programa, Camera Obscura, alude a ese ingenio lumínico que impulsó la pintura e imaginó el cine siglos antes de su creación, dispositivo a través del cual un rayo de luz venido del exterior proyecta imágenes en movimiento en el interior de un cubículo oscuro. El (S8) quiere ser así ese rayo de luz que viaja por las ondas para proyectarse en cualquier habitación imaginable del mundo.
Pablo Marín (Buenos Aires, 1982) es un agente vital del cine experimental argentino: además de como cineasta, su labor se extiende por la investigación, la escritura, la edición, la enseñanza y la programación. En este Camera Obscura nos adentraremos en su trabajo fílmico, en el que una aproximación enraizada en lo formal se funde con lo lírico y lo autobiográfico. Su obra, casi íntegramente hecha en super 8 (un formato esencial en la historia del cine experimental argentino), continúa y expande en cierto modo la herencia de cineastas como Claudio Caldini, a la vez que nace de un profundo conocimiento de la vanguardia mundial, en películas que absorben lo cotidiano y lo personal. Marín ha ido construyendo así una suerte de libro de memorias fílmico, oblicuo y abstracto, en el que las superposiciones, el uso de máscaras y reservas y la filmación cuadro a cuadro, entre otras estrategias, ponen a prueba las capacidades y potencias del cine. Su cámara es, pues, una “trampa de luz” que (como las trampas de los Cazafantasmas) tiene la capacidad de atraer hacia su interior la esencia misma de una vida.