CARLOS CASTILLO

PROGRAMA 1

Sala (S8) Palexco | Jueves 5 de junio | 17:00 horas | Entrada libre a todas las sedes hasta completar aforo. No será posible acceder a las salas una vez empezada la proyección.

Interacción Super 8 Realidad: «No hay mar que por bien no venga»
Carlos Castillo | 1988 | Venezuela | Performance en Super 8 | Duración variable

Inspirada en el deseo de demoler el Muro de Berlín, esta obra empieza con la representación (la pintura) para luego, en un juego entre lo proyectado y lo que está ocurriendo en la sala, demoler la ilusión y dar paso a la realidad eterna del mar.

Matiné 3:15
Carlos Castillo | 1976 | Venezuela | Super 8 | 18 min

Matiné 3:15 (1976), de Carlos Castillo, es una obra en la que se parodia una «función de cine». La película está conformada por publicidades, tráileres y un «film» que es únicamente un «inicio», la pura presentación de los personajes de una historia que no se cuenta, ya que la verdadera historia que se relata es el inicio de su propia proyección en una función pública. La obra es, entonces, su preámbulo, su «prólogo»; por tanto, es una «promesa» en la que se propone un «misterio» que no se hace presente ni se aclara, un «relato» a futuro desde el que se muestran los condicionamientos y convenciones que rodean la presentación pública de una obra cinematográfica, así como las restricciones que acompañan su realización. Un film que narra las posibilidades de su «hacerse evento» y, con ello, pone en ejercicio un momento crítico desde el que no solo alude a la sociedad de consumo y al extravío de la industria cinematográfica, sino también al papel asignado al espectador, a las distinciones fenomenológicas entre publicidad y narrativa fílmica. Con humor, en esta parodia la recurrencia no tematiza la obra fílmica misma, sino las condiciones de posibilidad de su «ingreso» al espectáculo y desde allí los extrañamientos y la pasividad, la sujeción, de la sociedad y la cultura. (Sandra Pinardi)

Hecho en Venezuela
Carlos Castillo | 1977 | Venezuela | Super 8 | 10 min

Hecho en Venezuela es una parodia de los mensajes institucionales sobre la riqueza potencial de un país rico por la explotación del petróleo. La estrategia aquí es la de confrontar anverso y reverso, la propaganda con la pesadilla. Es un lugar común que incluye el sensacionalismo y la alegoría: las imágenes de un basurero, buitres y un muñeco con los colores de la bandera nacional, que una dama vestida de blanco y con los ojos vendados lanza por un barranco. Pero la fuerza del filme consiste en que, si bien parece fácil atribuir significado a las figuras alegóricas, no ocurre lo mismo con el mensaje del filme, más allá de lo que respecta a la expresión de desesperación. Por eso el corto conserva su actualidad. (Pablo Gamba)

T.V.O. 
Carlos Castillo | 1979 | Venezuela | Super 8 | 7 min

La televisión es uno de los temas [de T.V.O.], que relata la interacción de una mujer solitaria con el aparato. «El perro dejó de ser el mejor amigo del hombre; ahora es la tele», dijo al respecto Castillo en una conversación con el autor de este artículo. El personaje es interpretado por Mimí Lazo, una de las actrices más destacadas del país y uno de los sex symbols venezolanos. Con ese estereotipo se juega en el filme, por lo que respecta a la satisfacción vicaria que proporcionan el romance y el sexo en la pantalla. El otro tema, vinculado con la soledad, es el desarrollismo: la protagonista vive en Parque Central, un complejo de viviendas para la clase media, cuyos edificios habitacionales fueron terminados en 1972 y se convirtieron en símbolo del bienestar en vísperas del boom petrolero. (Pablo Gamba)

Manos arriba!!! Esto es un atraco
Carlos Castillo | 1980 | Venezuela | Super 8 | 3 min

La fotografía aparece en Manos arriba!!! Esto es un atraco. Un corto narrado en voz en off e imágenes fijas. Una pesquisa absurda, un hecho armado desde lo improbable y algunas pistas ponen en duda la veracidad de la información. Sobre una confusa foto se dice: «La habitación desde un solo ángulo». El sonido y la fotografía conectan con otra tradición del cine y propician el movimiento, impulsados por la capacidad narrativa o ambiental. Recordemos La Jetée, de Chris Marker; Now, de Santiago Álvarez, o algunos ejercicios del primer Wim Wenders. El movimiento aparece, virtual, por la musicalidad, por la acción que desde el audio se propicia. (Ángela Bonadies)

Uno para todos y todo para todos…?!
Carlos Castillo | 1980 | Venezuela | Super 8 | 12 min

El entretenimiento del cine crea una serie de condicionantes para el espectador (una sala a oscuras, créditos, actores, tipos de películas), elementos que nos preparan para lo que vamos a ver. En mi filme, tomo una historia y ofrezco cuatro finales (feliz, dramático, comercial). De este modo, si las películas tienen principio, parte central y fin, la mía tiene principio, parte central y fin, fin, fin, fin… (Carlos Castillo)

Esta película está que quema!
Carlos Castillo | 1980 | Venezuela | Super 8 | 3 min

Esta película está que quema! trata sobre el vínculo que el espectador establece con la obra a partir de una primera imagen. La cámara realiza un suave paneo sobre el cuerpo de una bella mujer desnuda y, justo antes de llegar más abajo del ombligo, se detiene. Acto seguido aparece el título de la película escrito en español, inglés y francés: Esta película está que quema!, It’s really hot, this movie!, Un film plein des feux ! Unos segundos de suspenso y la película comienza a quemarse.

Sopa de pollo de mamá
Carlos Castillo | 1981 | Venezuela | Super 8 | 10 min

Sopa de pollo de mamá parte, según su autor, de una receta de cocina para seis personas: un pollo pequeño, dos cebollas, dos dientes de ajo, una zanahoria, tres tazas de leche, dos papas, una cucharada de Maizena, sal y pimienta al gusto. La señora Maite se encuentra elaborando en su cocina una sopa de pollo y a su lado, en un televisor encendido, se ve a un extraño personaje (Francisco) forcejeando con ventanas y puertas, decidido a entrar en una casa. En diez minutos, relata Castillo, se cuentan dos acciones que al final resultan complementarias, pues el desenlace es desconcertante.

CARLOS CASTILLO

HECHO EN VENEZUELA

En la labor infinita de descentralizar el canon, incluso un canon ya de por sí periférico como es el del cine experimental, poner en su justo lugar al Super 8 hecho en Venezuela es una tarea incompleta. Dentro de esa galaxia que aún permanece oculta en este lado de la Tierra, Carlos Castillo (Caracas, 1942) es uno de sus más brillantes asteroides. Personalidad de la vanguardia, escultor, diseñador, artista conceptual, performer y cineasta superochero, Castillo tiene una obra rebosante de humor, de ácida crítica, de experimentación formal e inventiva plástica desbordante. Su cine (tanto su actividad como su activismo al respecto) fue uno de los motores de la singular efervescencia artística que se vivió en los años 70 y 80 en Venezuela. Un cine que, como sucede en casos como el argentino, tuvo al Super 8 como formato de confianza e impulsor de una estética propia.

Pero primero dibujemos un telón de fondo para esta historia. En los años 70, la bonanza económica hizo que se acuñara el término «Venezuela Saudita» como expresión de la riqueza petrolera del país y sus consecuencias en los modos de vida de la gente. Una moneda de dos caras, en la que por un lado estaba un consumismo exacerbado y, por el otro, un cosmopolitismo cultural, que trajo consigo un arte que buscó en lo conceptual y en la performance una rebelión contra el capitalismo feroz. No olvidemos, tampoco, que Venezuela fue una de las primeras democracias de Latinoamérica y que en ese momento existía cierta estabilidad política en el país. En 1976 arranca en Caracas el Festival Internacional de Cine de Vanguardia en Super 8, fundado por Julio Neri y Mercedes Márquez, al calor del cual Castillo empezó a hacer películas, para encargarse luego de dirigir el festival. Como explica Pablo Gamba en su artículo «Carlos Castillo y el cine venezolano de vanguardia en Super-8», en él se exhibieron «obras de Stan Brakhage y de la realizadora argentina Narcisa Hirsch, por ejemplo, y entre los que visitaron el país estuvieron Chris Marker y el estadounidense Lenny Lipton, autor de The Super 8 Book». El festival formaba parte de una federación internacional que hizo posible la circulación de películas en ambas direcciones, en el marco de un rico ecosistema transnacional. Como se ve, es un movimiento muy ligado al formato, que fue tomado como medio de expresión por artistas multidisciplinares. No solo la economía es lo que mueve esta elección. La investigadora Isabel Arredondo, en su contribución al libro Ismo, Ismo, Ismo, aventura:

El uso del formato Super 8, en el que se filmaron todas las películas experimentales venezolanas, puede ser una necesidad, pero también supone una rebelión contra el consumismo. Las películas en Super 8 tienen poco valor comercial porque no se pueden duplicar y por tanto vender o exhibir en salas de cine. Una de las respuestas a la comercialización del arte es emplear un formato sin valor comercial, otra usar el cuerpo como objeto de arte.

Esto último hace referencia a la importancia de la performance en ese momento (para cuyo registro se usó el Super 8) y al valor contracultural de ese cine. Así floreció una increíble escena de cineastas del Super 8, cuya celebridad se consagró con la visita a Cannes de Carlos Castillo, Julio Neri y Diego Rísquez, en una muestra de trabajos de los tres organizada al hilo de la selección en la Quincena de Realizadores de Bolívar, sinfonía tropikal (1980), largometraje de Rísquez íntegramente rodado en Super 8 y protagonizado por artistas, que proponía una visión alucinada de la conquista de América.

En este contexto, Castillo (que empezó en el dibujo para luego dedicarse a la escultura en los años 60) adopta el cine como terreno de juego, no por ello carente de visión y ambición artística. Sus primeras obras traen consigo un comentario a los medios de comunicación y a la cultura de masas, además de jugar con las expectativas que generan las convenciones del lenguaje del cine mainstream y la televisión, sacudiendo el papel del espectador en ellos. Así, su primera película, Matiné 3:15 (1976), es la réplica/parodia de una función de cine con sus anuncios, sus tráileres y su (fallida) película. T.V.O. (1979) es una visión surrealista que funciona como alegoría del poder de la televisión. Manos arriba!! Esto es un atraco (1980) subvierte los códigos de las películas de cine negro y de las crónicas de sucesos y se ríe de ellos. De esta primera época del cine de Castillo es una de sus películas más emblemáticas, Hecho en Venezuela (1977), una visión crítica de la riqueza petrolera y de la miseria que hay en su reverso. Usando el lenguaje de los mensajes institucionales, Hecho en Venezuela muestra un trío de capitalistas de frac bailando en un vertedero, como expresión de los dolorosos contrastes de la sociedad de aquel tiempo. A propósito de eso, dice Castillo en una entrevista realizada por Ángela Bonadies para la revista Tráfico Visual:

Creo que en mis películas y en mi trabajo hay dos ingredientes permanentes, el humor y el drama. Partir de un chiste y terminar representando lo contrario. Es la forma en que me muevo y veo las cosas, de un extremo a otro. Escenas divertidas que en el fondo esconden situaciones dramáticas. Hay que tener una visión propia para convivir con esta realidad y con esta ficción, y traducirlas. 

El segundo programa se articula en torno a obras de los años 80, en las que hay una clara búsqueda relacionada con las artes plásticas y también un intento de representación de la propia ciudad de Caracas. Es el caso de Ciudad vs. Arte (1981), en la que Castillo «pinta» sobre la ciudad delante de la cámara, o Intento de vuelo fallido (1982), uno de los hitos de su obra fílmica, en donde Castillo tira una cámara de Super 8 de la Torre Oeste de Parque Central, el edificio más alto de Caracas (aún en construcción por aquel entonces), con lo que consigue, así, una brevísima película abstracta, que Castillo ha mostrado varias veces en forma de instalación, invitando a los espectadores a colgarse de unos arneses para emular esa suspensión en el aire de la caída libre. 

Las dos sesiones estarán precedidas, en una ocasión única, de dos de sus Interacciones Super 8 Realidad, serie de film performances ideadas por Castillo en los años 80, en una inusitada muestra de cine expandido hecho en Venezuela. 

En el año 2024 se le dedicó una amplia exposición titulada «Carlos Castillo. C.C.T.V.: Casi Todo 1963-2011» en Caracas (una alianza entre la Galería Carmen Araujo Arte y la Sala TAC), que da cuenta de una larga y rica trayectoria que no ha parado en el siglo XXI. Es indispensable, pues, que esa riqueza venezolana que nada tiene que ver con el petróleo trascienda sus fronteras y pase a ocupar su merecido lugar en el cine y en la historia del arte de vanguardia mundial. 

Elena Duque