Hoxe xoves ao mediodía presentouse, en convocatoria aberta ao público e á prensa, a sección do (S8) «Outros formatos do cinema en Galicia». Á presentación acudiron Xurxo Taxes e Anxela Caramés, comisarios da mostra «Acciones e delirios en 8mm. Galicia 1975-85», protagonista do apartado de «Cine recuperado», Ignacio Pardo, artista representado nesta mostra, e José Manuel Sande, do CGAI, quen se encargou de presentar o ciclo de artistas galegas que compón o apartado «Hoxe» da sección.
Hoy jueves a mediodía se presentó, en convocatoria abierta al público y a la prensa, la sección del (S8) «Otros formatos del cine en Galicia». A la presentación acudieron Xurxo Taxes y Anxela Caramés, comisarios de la muestra «Acciones y delirios en 8mm. Galicia 1975-85», protagonista del apartado de «Cine recuperado», Ignacio Pardo, artista representado en esta muestra, y José Manuel Sande, del CGAI, quien se encargó de presentar el ciclo de artistas gallegas que compone el apartado «Hoxe» de la sección.
Hoy jueves a mediodía se presentó, en convocatoria abierta al público y a la prensa, la sección del (S8) «Otros formatos del cine en Galicia». A la presentación acudieron Xurxo Taxes y Ánxela Caramés, comisarios de la muestra «Acciones y delirios en 8mm. Galicia 1975-85», protagonista del apartado de «Cine recuperado», Ignacio Pardo, artista representado en esta muestra, y José Manuel Sande, del CGAI, quien se encargó de presentar el ciclo de artistas gallegas que compone el apartado «Hoxe» de la sección.
Xurxo Taxes falou de que a mostra «fálanos dun momento de liberación creativa de todas as artes», documentos dunha época vital para a contracultura galega que foi recuperar «tras unha ardua procura». Caramés, pola súa banda, recalcou que se trata de «un material inédito que non foi mostrado nunca antes, traballos en Super 8 perdidos nas casas dos propios autores que se puideron recuperar para arquivar no CGAI grazas a esta mostra». Unha investigación, que como Caramés recordou, «forma parte de unha extensa investigación que Xurxo Taxes leva anos sacando adiante». Unhas pezas, segundo Caramés, que son «traballo de artistas máis que de cineastas, feitas cunha intención lúdica e experimental».
Ignacio Pardo, precisamente, é un dos autores das pezas da mostra «Acciones e delirios en 8mm. Galicia 1975-85», que falou duns traballos «feitos con máis paixón que formación, aprendendo a linguaxe cinematográfica sobre a marcha, sen medios nin escolas». Pardo recordou a precariedade do traballo con Super 8: «era unha máquina máxica, que non sabías o que sairía dela unha vez revelada a película (que había que aproveitar ao máximo), un material que se editaba pegándoo de forma manual cunha empalmadora». Pardo, ademais, recoñeceu con humor «non entendo o amor da xente de hoxe polo Super 8: ¡era doloroso traballar con el! Cando saíu o vídeo pensei: ¡que alivio!». Apuntou, con todo, que si pode entender en parte esa recuperación por «volver á orixe, ao traballo co barro nas mans, que provoca a paixón de facer cousas sen medios».
Doutra banda, José Manuel Sande recapituló sobre as dúas pedras angulares do cine máis audaz en Galicia, segundo comentou, a brecha aberta polo traballo de Carlos Velo, truncado pola guerra civil, e a xeración protagonista da mostra de «Cine recuperado», que se poden considerar predecesores da riqueza creativa da xeración actual, a que leva diante un traballo «de exploración estética, liberación de formatos e audacia política». Sande non puido deixar de recordar algúns nomes fundamentais que quedan fóra da mostra, como «Susana Rei, a mesma Anxela Caramés, ou Margarita Ledo», aínda que resaltou que «os catro nomes da mostra representan a hibridación dos formatos de creación e das disciplinas, levando a cabo un traballo de dimensión política e exploración da identidade».
Xurxo Taxes habló de que la muestra «nos habla de un momento de liberación creativa de todas las artes», documentos de una época vital para la contracultura gallega que ha sido recuperar «tras una ardua búsqueda». Caramés, por su parte, recalcó que se trata de «un material inédito que no ha sido mostrado nunca antes, trabajos en Super 8 perdidos en las casas de los propios autores que se han podido recuperar para archivar en el CGAI gracias a esta muestra». Una investigación, que como Caramés recordó, «forma parte de unna extensa investigación que Xurxo Taxes lleva años sacando adelante». Unas piezas, según Caramés, que son «trabajo de artistas más que de cineastas, hechas con una intención lúdica y experimental».
Ignacio Pardo, precisamente, es uno de los autores de las piezas de la muestra, que habló de unos trabajos «hechos con más pasión que formación, aprendiendo el lenguaje cinematográfico sobre la marcha, sin medios ni escuelas». Pardo recordó la precariedad del trabajo con Super 8: «era una máquina mágica, que no sabías lo que saldría de ella una vez revelada la película (que había que aprovechar al máximo), un material que se editaba pegándolo de forma manual con una empalmadora». Pardo, además, reconoció con humor «no entiendo el amor de la gente de hoy por el Super 8: ¡era doloroso trabajar con él! Cuando salió el video pensé: ¡qué alivio!». Apuntó, sin embargo, que sí puede entender en parte esa recuperación por «volver al origen, al trabajo con el barro en las manos, que provoca la pasión de hacer cosas sin medios».
Por otro lado, José Manuel Sande recapituló sobre las dos piedras angulares del cine más audaz en Galicia, según comentó, la brecha abierta por el trabajo de Carlos Velo, truncado por la guerra civil, y la generación protagonista de la muestra de «Cine recuperado», que se pueden considerar predecesores de la riqueza creativa de la generación actual, la que lleva delante un trabajo «de exploración estética, liberación de formatos y audacia política». Sande no pudo dejar de recordar algunos nombres fundamentales que se quedan fuera de la muestra, como «Susana Rei, la misma Anxela Caramés, o Margarita Ledo», aunque resaltó que «los cuatro nombres de la muestra representan la hibridación de los formatos de creación y de las disciplinas, llevando a cabo un trabajo de dimensión política y exploración de la identidad».
Xurxo Taxes habló de que la muestra «nos habla de un momento de liberación creativa de todas las artes», documentos de una época vital para la contracultura gallega que ha sido recuperar «tras una ardua búsqueda». Caramés, por su parte, recalcó que se trata de «un material inédito que no ha sido mostrado nunca antes, trabajos en Super 8 perdidos en las casas de los propios autores que se han podido recuperar para archivar en el CGAI gracias a esta muestra». Una investigación, que como Caramés recordó, «forma parte de unna extensa investigación que Xurxo Taxes lleva años sacando adelante». Unas piezas, según Caramés, que son «trabajo de artistas más que de cineastas, hechas con una intención lúdica y experimental».
Ignacio Pardo, precisamente, es uno de los autores de las piezas de la muestra, que habló de unos trabajos «hechos con más pasión que formación, aprendiendo el lenguaje cinematográfico sobre la marcha, sin medios ni escuelas». Pardo recordó la precariedad del trabajo con Super 8: «era una máquina mágica, que no sabías lo que saldría de ella una vez revelada la película (que había que aprovechar al máximo), un material que se editaba pegándolo de forma manual con una empalmadora». Pardo, además, reconoció con humor «no entiendo el amor de la gente de hoy por el Super 8: ¡era doloroso trabajar con él! Cuando salió el video pensé: ¡qué alivio!». Apuntó, sin embargo, que sí puede entender en parte esa recuperación por «volver al origen, al trabajo con el barro en las manos, que provoca la pasión de hacer cosas sin medios».
Por otro lado, José Manuel Sande recapituló sobre las dos piedras angulares del cine más audaz en Galicia, según comentó, la brecha abierta por el trabajo de Carlos Velo, truncado por la guerra civil, y la generación protagonista de la muestra de «Cine recuperado», que se pueden considerar predecesores de la riqueza creativa de la generación actual, la que lleva delante un trabajo «de exploración estética, liberación de formatos y audacia política». Sande no pudo dejar de recordar algunos nombres fundamentales que se quedan fuera de la muestra, como «Susana Rei, la misma Ánxela Caramés, o Margarita Ledo», aunque resaltó que «los cuatro nombres de la muestra representan la hibridación de los formatos de creación y de las disciplinas, llevando a cabo un trabajo de dimensión política y exploración de la identidad».