25 fps
Por Clara Sobrino
Bright Garden es la selección de cortometrajes realizada por  Sanja Grbin y Marina Kožul, programadoras del festival 25 FPS, evento que se produce cada año desde hace más de una década en Zagreb, Croacia, importante ciudad para el cine experimental. Se trata de ocho obras presentadas durante estos años, todas ellas contemporáneas al momento de su proyección, distando menos de un año de su realización, salvo la clásica Water Pulu 1869 1896, de Ivan Ladislav Galeta, hecha entre 1973 y 1987.
Se trata de un evento tan ecléctico como fascinante. Los diferentes formatos, desde el tradicional 16mm al más actual 3D, ejemplifican el carácter visionario y sin miedo de su andadura, que apuesta por defender tanto a sus realizadores autóctonos, autores emergentes o consagrados, como a cineastas de todas las nacionalidades.
Si algo une a todas estas propuestas es la utilización arriesgada de las posibilidades que brinda la técnica, con unos dispositivos que, partiendo de una idea relativamente sencilla, plantean originales maneras de entender la materia fílmica.
Dichos experimentos tienen como consecuencia resultados hipnóticos. Las misteriosas imágenes intrigan y atraen tanto en cada caso aislado como en su conjunto. Un ejemplo muy significativo de dicho carácter hipnótico es Dark Garden, de Nick Collins, clara referencia a las películas de Jean Painlevé en las que, a pesar de una voluntad científica, las plantas parecen criaturas mágicas. Dark Garden es un retrato del jardín del autor, con el que explora las capacidades del 16mm en blanco y negro, haciendo que las hojas y tallos se conviertan en formas que surgen y flotan en la oscuridad. Por este uso de la película analógica, en tiempos que llevan años augurándonos su muerte, gana en 2012 el premio Fuji.
También a partir de formas que surgen de la oscuridad, pero de nada menos que la oscuridad de la estratosfera, se compone Endeavour del austriaco Johann Lurf. A partir de material de archivo de la NASA, el espectador se siente despegar en un impactante viaje de ida y vuelta. Con un efecto casi psicotrópico, el documento se convierte en experiencia. Explora las fronteras de la percepción, el ojo y la máquina, temas tratados en sus otras obras, proyectadas y premiadas varias veces en el festival. Por ejemplo, Reconnaissance recibe una mención especial en 2013. Debido a su importante presencia en el festival, en 2014 Lurf es invitado a formar parte del jurado y a proponer un programa de obras que le han influenciado.
Ese mismo año, la croata Ana Hušman también forma parte del jurado y realiza una programación en la que exhibe los elementos que configuran su práctica: la experimentación con el sonido y la imagen, los roles sociales y de género, la mezcla de animación y archivo, el humor en lo cotidiano… Plac (The Market), presentada en 2006, trata la temática de la alimentación local y la exportación con un stop motion de composiciones y descomposiciones orgánicas, que se integra a la perfección a las imágenes y diálogos de un mercado.
La animación ocupa un lugar relevante en el festival. Otro ejemplo de ello es Laitue, de Nicholas Brooks (2008). También a partir de una técnica manual, pero en vez de stop motion, realizada con dibujos a lápiz. El trazo se metamorfosea en formas que a la vez que relatan las memorias de un hombre, se mueven coreográficamente en el papel. La danza es un elemento común de sus obras, reflejado en Arrastre, la cual recibió una mención especial en 2012.
Otra animación es Manque de preuves (Lack of Evidence) de Hayoun Kwon. Se trata de un innovador collage de 3D con diferentes fuentes de imágenes, que narra la historia de petición de asilo internacional de un nigeriano. La técnica es utilizada en pro de un relato de denuncia social, como en otra de sus obras proyectadas en el festival, Village Modèle.
Takashi Ishida, cuyos videos Emak/Light y Gestalt han sido mostrados anteriormente en 25 FPS, está representado en el programa con Umino-eiga (Film of the Sea), también un collage que combina stop motion con dibujo y con vídeo. Umino-eiga (Japón, 2007) da vida a la materia fílmica gracias al trabajo manual. El mar proyectado sobre la pared de una sala inunda el espacio: es un cine literalmente expandido.
La materia fílmica es protagonista en todas las propuestas, que, además de diversas temáticas estéticas y sociales, realizan una auto-observación sobre el medio. En 2006, el aclamado autor tailandés Apichatpong Weerasethakul, quien participó posteriormente en 2009 con A Letter To Uncle Boonmee, interpreta con ironía la costumbre tailandesa por la que toda proyección ha de comenzar con el himno nacional. El ritual, dice, servirá para mejorar la vida después de la proyección.
Finalmente, el clásico Water Pulu 1869 1896 del croata Ivan Ladislav Galeta, habitual del festival, utiliza la materia fílmica del 35mm para jugar con los elementos, metamorfoseando sus significados primeros. Un partido de waterpolo se convierte en un baile de astros, que nos recuerda a una de las primeras películas de la historia, el Passage de Venus de Pierre Jules César Janssen, de 1874.
En definitiva Bright Garden nos trae una selección de cortometrajes en los que las innovadoras técnicas y originales dispositivos apoyan interesantes y variadas reflexiones.
 
Festival invitado. 25 FPS
Bright Garden
Hoy a las 18h.
CGAI