Elena Pardo y Morris Manuel Trujillo (LEC México). Mi casa es tu casa

Jun 7, 2019 | Entrevistas


LOS COMIENZOS DE LEC
Morris Manuel Trujillo: LEC es una evolución de un proyecto que tuvimos varios artistas amigos, La Trinchera Ensamble, que fue fundado como en 2003-2004, y en aquel momento, los que nos fuimos conociendo en ese proceso –Azucena, Elena, Rafa–, trabajamos en ese colectivo que tuvo una estructura muy colaborativa: pasaron más de 150 artistas en unos tres años. Y después de eso, Elena y yo pensamos que sería muy bueno crear un espacio que tuviera más que ver con la gestión del cine experimental. También tuvo que ver con estos discursos de lo analógico, de lo experimental, del cine expandido y de su promoción. LEC comienza justo así, pensándolo desde el punto de vista de la gestión, de lo educativo. Algo para tener talleres, un espacio donde hubiera un cuarto oscuro, y tratando de colaborar con muchos artistas que estuvieran interesados en trabajar con el analógico.
ACTIVISTAS Y ARTISTAS
Morris Manuel Trujillo: Yo, a partir de LEC, me metí muchísimo también en la gestoría de la imagen en movimiento. Y he producido menos en los últimos cinco años pero al mismo tiempo, ya mi paso por La Trinchera me llevó a terminar mis películas más en vivo, en cine expandido. Yo hace mucho que no filmo un corto, toda mi obra tiene que ver más con la colaboración con otros artistas, músicos, artistas sonoros, otros cineastas que también hacen cine expandido… Así que la gran mayoría de mis piezas solo pueden ser vistas desde un registro, que es el que a mí me gusta, que es que se vea en tiempo real, durante una performance. Tengo muchas piezas con Elena, gracias a esta cercanía que nos da LEC. Pero también tengo piezas con Azucena, de hecho vamos a presentar una pieza los tres aquí, en el (S8).
Elena Pardo: Yo creo que el proyecto en sí se vuelve un proyecto artístico. Podemos pensar que ya llevamos aquí años organizando proyecciones y talleres para todo el mundo, y a veces sientes que eso ocupa todo tu tiempo, pero yo creo que al final eso se convierte en el proyecto en sí, que, al mismo tiempo, tener ese lugar de colaboración es un proyecto artístico en sí mismo. El hecho de ser ese colectivo nos ha llevado a muchos lugares, es más, por eso estamos aquí. Ser un colectivo que está compuesto por las aportaciones de todos los que participamos y colaboramos es algo que lo va echando a andar y que lo va llevando a lugares.
LAS PERFORMANCES
Elena Pardo: Desaparecer surgió de una invitación al festival de Barcelona L’Alternativa. Nosotros ya teníamos una idea y eso fue un incentivo para ponernos un plazo. Es un proyecto que habla un poco de la situación que hay ahora en México que tiene que ver con que últimamente siempre estamos leyendo, informándonos, enterándonos de que gente desaparece. No están, no vuelven a aparecer, y esto se ha convertido en parte del paisaje del país. Y esto siempre ocurre en los campos, en las montañas… Queríamos tocar el tema pero sin ser demasiado literales, pensar en el desaparecer en la película y jugar con la materia para hablar de estos sucesos. Lo que hicimos fue ir a filmar a Oaxaca, en la sierra norte, donde siempre hay mucha neblina y te rodea esa sensación de que estás, pero no estás; no eres muy consciente de tu ubicación. Y queríamos integrar esa neblina y esa sensación de confusión en la película. Desde el principio colaboramos con Fernando Vigueras, que es un músico, artista sonoro de México, y con él hicimos varias de las presentaciones. Y cuando viajamos, como no siempre podemos ir todos, a veces colaboramos con músicos locales.
Morris Manuel Trujillo: Love Machine nace de una colaboración, el año pasado en Rio de Janeiro, con Azucena Losana. Y luego, cuando empezamos a hacerla en el encuentro de laboratorios en la Ciudad de México, primero Elena ponía una pieza suya y luego interveníamos Azucena y yo, y lo que se ha estado presentando era como una fusión. Y ahora, por primera vez vamos a presentarla los tres juntos, aquí en el (S8). Sería como una búsqueda de la historia de los laboratorios, de las máquinas analógicas. Y más que ser algo documental es algo completamente experimental y lúdico acerca de la máquina de ahí este nombre de Love Machine, para crear una nueva expresión de las herramientas con las que nosotros trabajamos. Nos reapropiamos de algunas imágenes, otras son animaciones pero que tienen que ver mucho con lo analógico y con la historia de los laboratorios y de las máquinas.
LA EXPERIENCIA CHURUBUSCO
Elena Pardo: Empezó gracias a Naomi Uman. Ya sabíamos que existían los laboratorios, todos habíamos ido, en algún momento de nuestras vidas, a hacer algo allí. Ese laboratorio se fundó en los años 50 y es donde se produjeron, revelaron y copiaron las películas mexicanas durante décadas. Y ya en los últimos años no hay mucho trabajo en cine, pero el laboratorio, al estar gestionado por el Estado, tampoco cierra. No hay una urgencia comercial, como ocurre con otros laboratorios, que tienen que cerrar, entonces… como que sigue estando ahí de manera latente y constante. Y Naomi fue a buscar máquina, que no tenían, pero volvió diciendo que había mucho espacio disponible allí, que había muchas cosas, que teníamos que hacer algo. Y con otros amigos, nos acercamos a ver si se podía hacer una residencia y la presentamos con el gancho de que al término de esa residencia se haría el encuentro de laboratorios. Y finalmente, después de muchos meses de ir y venir, aceptaron y nos prestaron un espacio dentro de los Estudios Churubusco, un espacio grande… y convocamos a amigos cineastas y artistas que pudieran estar interesados en la residencia. Esta consistía en ir allí y pasar allí el tiempo que necesitaran para hacer un proyecto, y cada uno tenía libertad para elegir el suyo. De allí salió de todo: documental, ficción, experimental, manuales de herbolarias… cada quien según sus intereses participó como quiso y durante el tiempo que pudo.
Morris Manuel Trujillo: Y un poco la idea también era reflexionar acerca de cómo se ha ido muriendo esta industria cinematográfica, y cómo el laboratorio de Churubusco era una especie de espacio fantasma donde los trabajadores ya no tenían realmente nada que hacer. Entonces registrar y trabajar con ellos era también uno de los objetivos, muchos de los trabajos tenían que ver con darle vida, digamos, a los trabajadores, que tienen un bagaje increíble de conocimientos que ya no están valorados. Y a partir de LEC hubo un poquito de vida ahí. Duró como unos meses, pero ellos mismos se emocionaban viendo que la gente seguía filmando, que los locos seguían filmando, porque llegaban todo tipo de proyectos. Para nosotros es algo vivo, pero ellos sí que tenían ese sentimiento de que todo su bagaje se estaba muriendo. Así que fue algo bonito también en ese sentido.

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