ALEXANDRE LAROSE

PROGRAMA 2

Sala (S8) Porto | Viernes 3 de junio | 18 horas | Entrada libre a todas las sedes hasta completar aforo. No será posible acceder a las salas una vez empezada la proyección. 

930
Alexandre Larose | Canadá | 2006 | 16mm | 10 min

Larose transforma un túnel ferroviario en Quebec City en una mancha de tinta Rorschach dinámica y mutable. Olas simétricas de luz fluyen sobre acordes de piano arpegiados y gradualmente adoptan siluetas. Un portal (presumiblemente el túnel ferroviario) centellea rápidamente entre el blanco y el negro. Esto da paso a un estallido de luz a lo largo de la vía del tren, que fluctúa como una gran llama emergiendo de un horizonte que se aproxima. (…) A través de su creciente granulosidad, sus imágenes impresas absorben la estética de la tinta sobre papel, y a medida que la imagen se va virando hacia la abstracción, se deja que la imaginación del espectador bordee sus temibles simetrías. Una película de partes que se repiten, 930 se estructura como una vía de tren que regresa a su portal misterioso y parpadeante. (Stephen Broomer)

ARTIFICES
Alexandre Larose | Canadá | 2007 | Super 8 | 4 min

La cámara de Larose establece de inmediato una rotación en dirección a las agujas del reloj a medida que se aproxima a la ciudad de noche, haciendo zoom sobre un horizonte distante y borroso. Esta vista legible se alterna con una abstracción violenta, compuesta de líneas de luz ligadas a las vistas de la ciudad por su color y grosor, reconocible por tanto como estelas de movimiento: una mancha de luz a la que da forma la superficie curva del la lente, capturada al acelerar la rotación de la cámara. (Stephen Broomer)

LA GRANDE DAME (ÉTUDE)
Alexandre Larose | Canadá | 2011 | 35mm | 3 min

Una de las patas del proyecto Ville Marie, este film es un estudio geométrico y arquitectónico del edificio de Montreal, que juega con la perspectiva y los ángulos de las torres recortadas contra el cielo azul. Las formas se abstraen y se convierten en figuras imposibles a la Escher. 

VILLE MARIE A
Alexandre Larose | Canadá | 2015 | 35mm | 2 min

VILLE MARIE B (CHUTE #9B)
Alexandre Larose | Canadá | 2015 | 35mm | 2 min

VILLE MARIE B ((MOSAÏQUE #3)
Alexandre Larose | Canadá | 2015 | 35mm | 2 min

Variaciones y reelaboraciones del mismo metraje en torno a place Ville Marie: el recogido por una cámara de super 8 que Larose deja caer desde lo alto del edificio. Esa caída, en la que la cámara mira hacia arriba, es sometida a sobreimpresiones contrastadas con filtros de colores o multiplicaciones en mosaico, entre otras muchas maniobras. 

RUE DE LA MONTAGNE
Alexandre Larose | Canadá | 2012 | 35mm | 3 min

En el verano de 2012 filmé una serie de secuencias, cada una consistente en una multitud de panorámicas verticales que yuxtapuse en cámara. El movimiento de la cámara barre el eje de norte a sur que define la calle de la Montagne en el centro de Montreal. (Alexandre Larose)

ALEXANDRE LAROSE

EL ETERNO RETORNO

La idea del eterno retorno deja de lado la concepción lineal del tiempo: la que dice que la vida es una sucesión de momentos, pasado, presente y futuro, en avance implacable y aniquilador. El eterno retorno habla del valor del instante más allá de ser un simple tránsito:  cada instante es único y eterno, es el sentido completo de toda existencia y una afirmación de la vida. Una concepción filosófica que pareciera estar en el corazón del cine del canadiense Alexandre Larose, en el que la concentración de todos los instantes en uno, y la insistencia en los gestos, caminos y motivos es esencial. Las variaciones sobre un mismo motivo y el trabajo serial constituyen la espina dorsal de una obra que aúna cierto rigor científico con unos resultados de una plasticidad y un poder de evocación apabullantes. Una exploración del medio del cine fotoquímico y sus posibilidades que, como los instantes que captura en sus películas, no parece tener fin. Y que va más allá de una simple concepción formal o plástica para hundir sus raíces en lo personal: desde la memoria a los sueños, a la cotidianidad y el significativo tránsito por los lugares familiares que determinan nuestras vidas. 

Nacido en Lebel-sur-Quévillon, Quebec, Larose inicialmente se licenció en Ingeniería Mecánica, para después virar hacia una formación en el cine. Su background científico en cierto modo influye en su trabajo como cineasta, bajo el que subyace una metodología rigurosa de prueba y error que se traduce en una serie de evoluciones sobre el mismo motivo a partir de un entendimiento profundo de los fenómenos que lo componen. Larose también menciona la música como una de las patas que sostienen su práctica: su experiencia a la batería determina así el uso de patrones rítmicos y repeticiones que conforman un todo mayor. 

El recorrido que planteamos por su filmografía se divide en dos bloques. Uno de ellos aborda sus primeras piezas, junto con el que se convertiría en su primer gran proyecto serial: Ville Marie, en torno al primer rascacielos construido en la ciudad de Montreal. La sesión se abre con 930 (2006), que parte de un recuerdo de infancia: a los diez años, durante un campamento de verano, Larose cruzó el túnel ferroviario protagonista del film. Doce años después regresó a la localización con la idea de filmar ese túnel junto a su amigo Ludovic Boily. Con él concibió una dolly en la que la cámara iba sobre las vías del tren, especialmente diseñada para poder filmar ese paso. Aún así, parte del metraje fue filmado cámara en mano debido al mal estado de las vías. Una filmación peligrosa, pues aún circulaban trenes por el túnel, y que produjo apenas 150 pies de metraje en 16mm: no más de dos minutos y medio. A través del uso de la optical printer y del copiado por contacto, Larose empieza a retrabajar el metraje y a multiplicarlo en un proceso de prueba, error y aprendizaje. El resultado es una película que vira la imagen real hacia la abstracción, con el uso de un contrastadísimo blanco y negro y de la inversión positivo-negativo fotograma a fotograma, y que también evoca en ocasiones a los test de Roscharch gracias a una simetría buscada deliberadamente. Larose entra así en una genealogía de cineastas que camina hacia la abstracción de motivos desde la reelaboración posterior con la imagen en la optical printer, en un trabajo generativo y estructural como el de los pioneros de la London Filmmakers Co op (Crosswaite, Eatherley, Le Grice) o cineastas como J.J. Murphy o Dana Plays, entre otros. 

La simetría de 930 remite al movimiento concéntrico de Artifices (2007), película en la que la cámara de super 8 gira en torno al eje de su lente, generando estelas de luz gracias a las exposiciones de larga duración. De nuevo es necesario construir un dispositivo, para lo cual Larose vuelve a colaborar con Ludovic Boily, en lo que también se convertirá en un trabajo serial. 

Ville Marie supone la inmersión definitiva con esta forma de trabajo, en una serie en la que cada variación supone un nuevo paso evolutivo a partir de la anterior. Como decíamos, el punto de partida es place Ville Marie, edificio construido en Montreal en 1962. La fascinación de Larose por su arquitectura (es un edificio cruciforme, con una estructura de aluminio brillante y ventanas negras) dentro del marco de la gran ciudad se superpuso con un sueño recurrente en el que el cineasta caía desde lo alto de un rascacielos, mirando hacia arriba. Como cuenta Larose, Ville Marie empieza en 2005 con una serie de ejercicios de pixelación en los cuales simulaba movimientos ascendentes y descendentes, construidos fotograma a fotograma, en juego con la geometría del edificio. De ahí parte La Grande Dame (étude) (2011) –”la grande dame” es el apodo del edificio entre los habitantes de Montreal. Al mismo tiempo empieza a experimentar, de nuevo de la mano de Boily, con dispositivos con los cuales poder hacer caer una cámara desde el edificio y que ésta se mantenga mirando hacia arriba durante la caída. Larose elige para esto una cámara de super 8, no solo por su ligereza, sino por el hecho de que el cartucho de super 8 es estanco a la luz y, aún en el caso de que la cámara se destruyera, las imágenes pervivirían. Ville Marie – A (2009) nace del empleo de este dispositivo en diferentes edificios de la ciudad (ninguno, curiosamente, es el place Ville Marie, pues no consiguió los permisos necesarios). La película trabaja las imágenes en diferentes secciones, pasadas por el tamiz del alto contraste y del uso de filtros de colores, abstrayendo la imagen. También aquí se inicia el camino de la multiplicación de las imágenes en forma de mosaico. Finalmente, y con la colaboración del ingeniero aerodinámico Idriss Ammara en la construcción de un nuevo dispositivo de caída, logra filmar en el emblemático edificio. De ahí derivan películas como Ville Marie – B (chute #9b) y Ville Marie – B (mosaïque #3), ambos de 2013, donde intensifica algunos de los motivos que había empezado a utilizar, como el del mosaico, y también el trabajo por capas con la optical printer. El propio uso de este dispositivo, y el deterioro del metraje a medida que es utilizado y reutilizado añade también alteraciones y nuevos efectos a una obra que se construye a base de la insistencia y del repensar en los motivos, movimientos y composiciones del material original, sin dejar de lado el azar de lo ocurrido durante el proceso. El trabajo serial con Ville Marie termina en una instalación a cuatro pantallas, esta vez en digital. 

Rue de la Montagne (2012) funciona en cierto modo como una pieza bisagra hacia sus dos siguientes proyectos seriales, basados en la sobreimpresión pero esta vez hecha en cámara. Así empieza la serie brouillard, en la que experimenta con múltiples exposiciones (que llegan en ocasiones a ser varias decenas) de un mismo trayecto. Larose recorre el mismo camino cámara en mano: desde una casa de verano hasta un pequeño muelle en un lago. Se trata de la casa de sus padres junto al lago Saint-Charles, en Quebec. Las sucesivas sobreimpresiones se encabalgan las unas sobre las otras, el mismo camino repetido pero siempre con las pequeñas variaciones del movimiento orgánico, que generan una serie de estelas, una luz que parece atomizada, creando una suerte de cuadro impresionista en movimiento. Un gesto con no pocas implicaciones sensoriales y emocionales, la concentración de muchos instantes en uno solo. 

Larose trabaja actualmente en la serie scènes de ménage, en la que retoma la idea de brouillard aplicada a gestos cotidianos. Esta vez no es la cámara la que se mueve, sino lo que hay delante de ella. Los “modelos” son sus propios familiares, en especial su padre, realizando acciones cotidianas. La concentración en el cuerpo humano y sus gestos, y en la repetición rutinaria y automática añade nuevas dimensiones a la sofisticada trama de capas característica de Larose. Piezas como le vestibule (2015), la cuisine (2015) y au canadian tire (2014) expresan esta idea, que se va refinando en su progresión en películas como I. y III. (2022). Películas que adquieren casi una dimensión existencial y filosófica que apela a la vida, el paso del tiempo y las rutinas, y que remiten de manera poderosa a ese instante vital en eterno retorno, un presente concentrado, infinito, que nos atrapa en la impresionante expresión fotoquímica que construye, capa a capa y variación a variación, Alexandre Larose.

Elena Duque.