- La pasada convocatoria de BAICC, Residencia Artística Internacional de Creación Cinematográfica promovida por el (S8) junto a AC/E y el LIFT, el proyecto elegido fue el de Laura Moreno Bueno, El sonido de las imágenes. A principios de 2022 viajó a Toronto para trabajar en las instalaciones del LIFT (Liaison of Independent Filmmakers of Toronto), en lo que se convirtió un descubrimiento de la ciudad marcado por su idea de traducir sus imágenes filmadas en 16mm en sonidos gracias al trabajo con micrófonos fotosensibles sobre la pantalla de proyección. Un proceso lleno de descubrimientos, y cuya apuesta formal rigurosa no está reñida con las sensibles impresiones del cuaderno de viaje que Moreno Bueno ha construido. Hablamos de todo esto con ella.
¿Cómo nace la idea del proyecto que presentaste a BAICC? ¿Ya habías trabajando uniendo cine analógico + sonido?
Nace a raíz de varias líneas que finalmente se juntaron. La idea de codificar y decodificar elementos de un medio de percepción a otro. Como son en este caso la imagen y el sonido, la vista y el oído. De intentar buscar otra manera de jugar con el fílmico y lo sonoro que se alejara un poco de la experimentación con el sonido óptico. Y por último, aunar dos pequeñas pasiones. Realmente no tengo ni idea de música, pero me apasiona, y esta era una forma de acercarme a ella desde algo que controlo un poco mejor, la imagen. Así que es un poco un sueño cumplido, porque realmente no había jugado mucho antes con el analógico y el sonido. Mucho menos en directo.
Cuando te pusiste manos a la obra, ¿qué cosas inesperadas te encontraste en el proceso? ¿Qué hallazgos te estimularon más?
Madre mía, cada día había algo inesperado. Muchas de las cosas que he hecho en esta pieza, las probaba por primera vez, entonces todo era un hallazgo para mí. La verdad que ha sido todo un reto, pero muy muy enriquecedor y curioso. Pensé que no iba a poder sincronizar dos pantallas en analógico que se fueran encendiendo y apagando, pero al final fue casi lo más sencillo. «Preparar» el sonido de cara a la proyección ha sido algo imposible a lo que me he tenido que rendir… Realmente no sabía la enorme diferencia que existe al proyectar una misma imagen en diferentes proyectores, tanto en analógico como digital. El viaje lumínico cambia por completo, esto crea sonidos diferentes cada vez. Hay imágenes que piensas que van a sonar de una manera y al final no tienen nada que ver y más aún en celuloide que la luz no deja de cambiar. El revelado manual siempre te da sorpresas y que las manchas, veladuras o glitch que aparecen realmente suenen, es algo que no me deja de alucinar!!!
¿Cómo configuraste el montaje final que presentarás de la obra? Sabemos que es a dos pantallas, y me imagino que habrá una «película» en cada uno de los proyectores.
Fue surgiendo un poco sobre la marcha, pero había cosas que tenía claras. Sabía que iba a ser algo más sensitivo que narrativo, por el mero hecho de unir oído y vista. Tenía claro que quería jugar con dos pantallas para crear cierta desorientación en la vista pero no en el oído. Porque puedes escuchar los sonidos independientemente de donde vengan pero sólo puedes mirar a un sitio a la vez. La idea era enfrentar las pantallas y que tú cuerpo tuviera que girarse para encontrar la imagen, pero te dejaba bastante aturdido y realmente las imágenes dialogan entre sí, era una pena separarlas. Así que decidí juntarlas un poco. El resto fue viniendo a medida que avanzaba. Pero siempre teniendo presente cómo se iban a distribuir todos los elementos del montaje.
