JOHN PRICE

PROGRAMA 2

Sala (S8) Palexco | Jueves 1 de junio | 17:00 horas | Entrada libre a todas las sedes hasta completar aforo. No será posible acceder a las salas una vez empezada la proyección. 

THE VIEW NEVER CHANGES
John Price, 1996, Canadá, 16mm, 6 min.

El grano arremolinado de super 8 revelado a mano… La textura como memoria –y eso es… Un recuerdo impresionista de la primera infancia… Nacido en los Estados Unidos en el centenario de Canadá. (John Price)

WRECK 
John Price, 1997, Canadá, 16mm, 5 min.

Pasé el accidente no mucho después de entrar a Saskatchewan. Día 3… Solo… Conduciendo hacia el Oeste rumbo a Vancouver. Al otro lado de la autopista, un retorcido amasijo de hierro y acero. Vagones esparcidos arbitrariamente en montones rompiendo la perspectiva simétrica de la pradera infinita. Media hora más tarde de ver esta imagen desvanecerse en el horizonte del Este, el recuerdo de este cuadro apocalíptico y su ironía oscuramente poética me empujaron a volver sobre mis pasos y explorar. (John Price)

NATION
John Price, 1997, Canadá, 16mm, 6 min.

Un rollo de película rodado en Montreal en el rally de 1995 contra la secesión de Quebec se convirtió en el material bruto para una meditación de color golosina y revelada a mano sobre el nacionalismo. (John Price)

FIRE #3
John Price, 2003, Canadá, 16mm, 3 min.

Una película muda revelada a mano creada la noche en la que supe que sería padre… En un baño sin ventanas con una vela y un rollo de película de color caducada, se convirtió –a través de la alquimia de la luz, la plata, y la química del color– en un himno brumoso y abstracto a la calidez del sol. (John Price)

NAISSANCE #1
John Price, 2007, Canadá, 16mm, 11 min.

Otro milagro… Mi hija… Rollos de antes y después de su llegada. (John Price)

SUNSET
John Price, 1997, Canadá, 16mm, 2 min.

Iba conduciendo a través de un fuego forestal fuera de control en una de las travesías transamericanas en un destartalado Dodge Tradesman 300 de 1980. Era el último rollo de film en la nevera y resultó ser película de copia de 3 ASA. Dudaba que pudiese registrar algo de la luz que se veía, pero filmé igualmente. El rollo se quedó sin revelar durante un año y una noche, con un baño químico fresco, la cargué en mi tanque. El resultado fue una agradable sorpresa. (John Price)

THE SOUNDING LINES ARE OBSOLETE
John Price, 2009, Canadá, 16mm, 11 min.

Una cápsula de tiempo radial de películas domésticas y rituales humanos… Las oscuras predicciones globales refractándose a través de la luz de los ojos de mi hijo… Un documental de ciencia ficción revelado a mano. (John Price)

DESERT SERIES #1
John Price, 2023, Canadá, 16mm, 10 min.

Viajando a través de un mar infinito de arena… chanclas en el desierto ardiente… Agua burbujeante saliendo caliente de las profundidades de la tierra. (John Price) 

SIX
John Price, 2023, Canadá, 16mm, 12 min.

Un retrato en proceso… un espejo sin plata reflejando las fases del crecimiento… Y de hacerse mayores. (John Price)

JOHN PRICE

UNA ÉPICA MÍNIMA

Si pensamos en el trascendentalismo, esa corriente de pensamiento filosófico que surgió en los Estados Unidos del siglo XIX, enseguida vienen a la mente las ideas de Ralph Waldo Emerson y su Ensayo sobre la naturaleza. La intuición y la observación son, para Emerson, los pilares fundamentales en los que se apoya el ser humano para entrar en contacto con la «energía cósmica» (o la idea que cada quién tenga de «dios» o espiritualidad) a través del contacto con la naturaleza. Con todo y su base religiosa, el trascendentalismo fue un movimiento inconformista e idealista, capaz de prefigurar un mundo nuevo. Para los trascendentalistas el alma de cada individuo es idéntica al alma del mundo y contiene lo que el mundo contiene. 

Esta vía intuitiva basada en la capacidad de la conciencia individual, sin necesidad de milagros, jerarquías religiosas ni mediaciones que proponía Emerson, encuentra un eco a través de los tiempos en la obra del canadiense John Price. Compuestas en muchas ocasiones por motivos simples –paisajes marítimos, carreteras, la observación de sus hijos– las películas de Price parecen alinearse con esa manera de entrar en contacto con lo trascendental, conectando a través de su particular uso del cine lo terrenal y lo ultraterreno. Se trata de películas mínimas y al mismo tiempo épicas en su conexión con el mundo y en las resonancias que generan en quienes las ven. 

Price, que lleva involucrado con el cine desde 1986, ha llegado a esta suerte de épica mínima a través de un uso del encuadre que parece encerrar lo primordial, y de la experimentación con las posibilidades de la fotografía analógica. Por un lado, mecánicas. Todas las obras que veremos están hechas en 16mm y 35mm, utilizando diferentes tipos de cámaras: algunas de los albores del cine, accionadas a cuerda, aparatos que parecen contener en su manera de impresionar la película un cargamento de recuerdos propios y de capas de historia. Las superposiciones, que emplea en muchas ocasiones, son una capacidad única de las cámaras fotográficas y cinematográficas: las imágenes se abren así a una profundidad de significados que confluyen, y a la riqueza visual de un hojaldre visual. Por otro lado, Price echa también mano de la alquimia propia del cine fotoquímico, experimentando con diferentes tipos de emulsión y con película caducada, en ocasiones con resultados inesperados. Las texturas generadas se acercan así a lo pictórico, sumergiéndonos en paisajes y en rostros de granulosa delicadeza y colores singulares.

La primera sesión del programa está dedicada a sus trabajos en 35mm, quizás los más característicos de Price. Dos de las partes de sus Sea Series, paisajes marítimos retratados casi como si de un cuadro en movimiento se tratase, recordando así al conocido género pictórico de las marinas. Cada Sea Series refleja una preocupación ligada a cada uno de sus paisajes de fondo: aún con la paz que transmiten, una sensación de urgencia ecológica las atraviesa. También en este programa se encuentran las «películas familiares» más sofisticadas jamás vistas, dedicadas al nacimiento de sus hijos, a sus fiestas de cumpleaños, al juego de uno de sus hijos con una pistola, o a una acampada. La textura de las películas y la manera de filmar de Price confieren a estas efemérides mil vistas en fotos familiares un aire ensoñado, como de recuerdo envuelto entre los algodones de la memoria. Asimismo, una visita a las cataratas del Niágara, punto de concentración turística, da la vuelta a esa misma idea de souvenir: Price filma a los fotógrafos y cineastas aficionados que por allí circulan, para luego retratar el mismo el monumento natural con rotunda sencillez.

La segunda sesión está dedicada a sus películas en 16mm, que reflejan otra clase de preocupaciones además de las arriba mencionadas. Vemos así los experimentos con la solarización y con la manipulación fotoquímica del color en piezas como fire #3, Sunset y Wreck/Nation, que por momentos casi rayan la abstracción y muestran también una visión por momentos más apocalíptica que lírica, y piezas como The View Never Changes, que se acercan más al documental personal en torno a la propia infancia de Price. 

Llega así Price a lo trascendental a través de lo sencillo y lo compartido: la naturaleza, los ciclos de la vida, el descubrimiento del mundo. La fe en los misterios y caprichos de la fotografía analógica, de la química y de la óptica termina de obrar el milagro.

Elena Duque