Hoy es nuestra jornada final, aunque el domingo sigue la fiesta con todos nuestros contenidos online disponibles, veda que empieza hoy sábado a las 8 de la mañana. Sigue la dualidad, que en esta ocasión empieza ya de buena mañana con nuestros encuentros profesionales, que serán presenciales y también se podrán seguir por internet. Más información sobre el tema aquí. También, en diferentes variantes, Adrián Canoura, nuestro protagonista de Sinais este año, tendrá presencia en internet y en la sala de cine. Y, para cerrar la jornada, Miwa Matreyek estará en las paredes de Coruña y también en las pantallas de todo el mundo gracias a internet.
Empecemos con Canoura. Originario de Burela, Adrián Canoura da un nuevo giro a la idea de etnografía en obras en las que emplea una intensa manipulación estética, trabajando con señales de vídeo analógicas, a veces en combinación con otras digitales. Podremos penetrar en su obra desde distintos caminos, dependiendo de si elegimos la sesión presencial o la sesión online, que además incorporarán diferentes elementos performativos. En nuestra sesión presencial, tendremos la ocasión de ver un light show con música de Guerrera en directo. En el programa online, podremos ver una improvisación de Canoura con un sintetizador de vídeo. Como aperitivo o complemento, recomendamos la lectura de esta entrevista a Canoura realizada el año pasado por Brais Romero Suárez para A cuarta parede.
Otro de los platos fuertes de nuestra jornada presencial es la sesión Jardines secretos. Una sesión que no solo convoca esa primavera perdida de la que hablamos en el tema de nuestra edición a través de películas “florales” o botánicas, sino que extiende la idea de jardín secreto a un territorio interior, a una exploración a los jardines secretos de la psique. La sesión arranca en modo “materialista”, plantando o bien una tira de 16mm sobre una de 35mm en el caso de Plantas trepadoras de Julieta Averbuj, o una serie de flores y hierbas directamente sobre el celuloide como es el caso de The Garden of Earthly Delights de Stan Brakhage. La exploración fotograma a fotograma de los límites de la percepción y de las posibilidades del color en el cine continúan con los Bouquets de Rose Lowder (se puede leer una entrevista sobre ellos en la Revista Lumière). Recobramos cierta calma con el Interlude que nos brinda Nathaniel Dorsky, en un nuevo ramillete de observaciones recolectadas que quita el aliento. Nos metemos dentro de una flor de la mano de el estudio floral de Amaryllis, de Jayne Parker, inmersión en un mundo de color y textura. Un registro delicado que sigue en Transcript, de Erica Sheu, primero con una composición de flores secas, sombras y cinanotipos: transcripciones de luz de una flor sobre el papel, impresiones íntimas como las de las cartas manuscritas del final de la pieza. El sol también dibuja formas con las sombras de los árboles, que la cámara de super 8 de Milena Gierke recoge, en Baumschatten, en un jardín apacible como el de Garden Pieces, de Margaret Tait, pieza en tres movimientos en torno a un jardín (uno de ellos una animación pintada directamente sobre la película). Entramos al dominio de otro tipo de jardines más metafóricos: el jardín animado en time lapse de Jodie Mack, restos congelados de plantas que reviven en ciclo infinito. Siguiendo con el uso de elementos encontrados, dos películas de found footage: el invernadero perturbador de I Began to Wish…, de Julie Murray, y el jardín secreto, exorcismo de dolores y traumas, de Phil Solomon en The Secret Garden. El de esta entrega de Puchuncaví, de Jeannette Muñoz, nos lleva al lago y al jardín secreto de la intimidad del espacio creativo de la cineasta chilena. Terminamos con otro jardín que nos ofrece la mirada simple y trascendental de Bruce Baillie en All My Life.
Cerramos esta edición dual con una performance directamente desde Los Angeles que se verá en internet, y también proyectada en la Fundación Luis Seoane y en distintos puntos de A Coruña. Miwa Matreyek, artista que nos visitó en 2012, combina en su trabajo el asombro del protocine (a través de la idea de las sombras chinescas) con lo último de la tecnología digital. En las performances de Matreyek su propia sombra es la protagonista, interactuando de sorprendentes maneras con animaciones, mappings, retroproyecciones y otras técnicas ilusionistas en cuidadosa coreografía con una banda sonora especialmente compuesta para ellas. En esta ocasión, Infinitely Yours nos trae una suerte de ópera en miniatura sobre el desastre ecológico mundial, no sin una nota de esperanza con la que encarar este futuro incierto.
