JOHN PRICE
PROGRAMA 1
Filmoteca de Galicia | Miércoles 31 de mayo | 19:30 horas | Entrada libre a todas las sedes hasta completar aforo. No será posible acceder a las salas una vez empezada la proyección.
VIEW OF THE FALLS FROM THE CANADIAN SIDE
John Price, 2006, Canadá, 35mm, 7 min.
Una película encargada por The Liaison of Independent Filmmakers of Toronto para el proyecto colectivo «Film is Dead – Long Live Film». En 1896, William Heise filmó la primera película cinematográfica en 35mm de las cataratas del Niágara. El sistema de cuatro perforaciones de la cámara que usó fue diseñado y construido por Thomas Edison y William K. Dickson. La película fue manufacturada por George Eastman de acuerdo a las especificaciones de Edison. Esta película fue fotografiada usando la misma tecnología esencial y está dedicada a las ideas visionarias de estos pioneros. (John Price)
SEA SERIES #10
John Price, 2011, Canadá, 35mm, 11 min.
Según un grupo de cristianos fundamentalistas, el 21 de mayo de 2011 Jesucristo regresaría a la tierra y la mano de Dios haría ascender a sus «elegidos» al cielo. Se supone que el resto de nosotros perecería en un apocalipsis de incendios e inundaciones. Se me ocurrió que la playa sería un buen lugar desde el cual contemplar ese espectáculo. Rodada en una tarde en la central nuclear de Pickering, a 30 kilómetros de Toronto, y revelada en parte con el agua del propio lago, la película fue inspirada (o provocada) por los reportes de lo que estaba ocurriendo al otro lado del océano en Fukushima. (John Price)
PARTY #1
John Price, 2005, Canadá, 35mm, 3 min.
Una celebración de vieja película Ektachrome de doble perforación hinchada a 35mm… proyectada tal y como se rodó en la cámara. (John Price)
John Price, 2007, Canadá, 35mm, 7 min.
Un fin de semana de Acción de Gracias con la familia en un coto de caza de patos en el Río Ottawa. (John Price)
GUN/PLAY
John Price, 2006, Canadá, 35mm, 8 min.
Tras filmar un extraño suceso que ocurrió espontáneamente en una remota playa, me di cuenta de que tenía dos rollos filmados años antes que podrían convertir el conjunto en un tríptico. Una reacción subconsciente a la creciente violencia armada en Toronto. (John Price)
SEA SERIES #24
John Price, 2023, Canadá, 35mm, 11 min.
La aparición de molinos de viento a lo largo de la costa del río St Lawrence y la piscina abandonada junto a la cabaña de verano que he alquilado durante años traen a un primer plano los cambios que se están sucediendo en uno de los lugares más bellos de la tierra. (John Price)
NAISSANCE #2
John Price, 2020, Canadá, 35mm, 16 min.
Las pruebas de película de 35mm caducada se convierten a lo largo del tiempo en un retrato de como siempre recordaré la infancia de mi hija. Rodada con una vieja y rudimentaria cámara de cine rusa y un lente que convierte todo lo que se pone delante en magia. (John Price)
JOHN PRICE
UNA ÉPICA MÍNIMA
Si pensamos en el trascendentalismo, esa corriente de pensamiento filosófico que surgió en los Estados Unidos del siglo XIX, enseguida vienen a la mente las ideas de Ralph Waldo Emerson y su Ensayo sobre la naturaleza. La intuición y la observación son, para Emerson, los pilares fundamentales en los que se apoya el ser humano para entrar en contacto con la «energía cósmica» (o la idea que cada quién tenga de «dios» o espiritualidad) a través del contacto con la naturaleza. Con todo y su base religiosa, el trascendentalismo fue un movimiento inconformista e idealista, capaz de prefigurar un mundo nuevo. Para los trascendentalistas el alma de cada individuo es idéntica al alma del mundo y contiene lo que el mundo contiene.
Esta vía intuitiva basada en la capacidad de la conciencia individual, sin necesidad de milagros, jerarquías religiosas ni mediaciones que proponía Emerson, encuentra un eco a través de los tiempos en la obra del canadiense John Price. Compuestas en muchas ocasiones por motivos simples –paisajes marítimos, carreteras, la observación de sus hijos– las películas de Price parecen alinearse con esa manera de entrar en contacto con lo trascendental, conectando a través de su particular uso del cine lo terrenal y lo ultraterreno. Se trata de películas mínimas y al mismo tiempo épicas en su conexión con el mundo y en las resonancias que generan en quienes las ven.
Price, que lleva involucrado con el cine desde 1986, ha llegado a esta suerte de épica mínima a través de un uso del encuadre que parece encerrar lo primordial, y de la experimentación con las posibilidades de la fotografía analógica. Por un lado, mecánicas. Todas las obras que veremos están hechas en 16mm y 35mm, utilizando diferentes tipos de cámaras: algunas de los albores del cine, accionadas a cuerda, aparatos que parecen contener en su manera de impresionar la película un cargamento de recuerdos propios y de capas de historia. Las superposiciones, que emplea en muchas ocasiones, son una capacidad única de las cámaras fotográficas y cinematográficas: las imágenes se abren así a una profundidad de significados que confluyen, y a la riqueza visual de un hojaldre visual. Por otro lado, Price echa también mano de la alquimia propia del cine fotoquímico, experimentando con diferentes tipos de emulsión y con película caducada, en ocasiones con resultados inesperados. Las texturas generadas se acercan así a lo pictórico, sumergiéndonos en paisajes y en rostros de granulosa delicadeza y colores singulares.
La primera sesión del programa está dedicada a sus trabajos en 35mm, quizás los más característicos de Price. Dos de las partes de sus Sea Series, paisajes marítimos retratados casi como si de un cuadro en movimiento se tratase, recordando así al conocido género pictórico de las marinas. Cada Sea Series refleja una preocupación ligada a cada uno de sus paisajes de fondo: aún con la paz que transmiten, una sensación de urgencia ecológica las atraviesa. También en este programa se encuentran las «películas familiares» más sofisticadas jamás vistas, dedicadas al nacimiento de sus hijos, a sus fiestas de cumpleaños, al juego de uno de sus hijos con una pistola, o a una acampada. La textura de las películas y la manera de filmar de Price confieren a estas efemérides mil vistas en fotos familiares un aire ensoñado, como de recuerdo envuelto entre los algodones de la memoria. Asimismo, una visita a las cataratas del Niágara, punto de concentración turística, da la vuelta a esa misma idea de souvenir: Price filma a los fotógrafos y cineastas aficionados que por allí circulan, para luego retratar el mismo el monumento natural con rotunda sencillez.
La segunda sesión está dedicada a sus películas en 16mm, que reflejan otra clase de preocupaciones además de las arriba mencionadas. Vemos así los experimentos con la solarización y con la manipulación fotoquímica del color en piezas como fire #3, Sunset y Wreck/Nation, que por momentos casi rayan la abstracción y muestran también una visión por momentos más apocalíptica que lírica, y piezas como The View Never Changes, que se acercan más al documental personal en torno a la propia infancia de Price.
Llega así Price a lo trascendental a través de lo sencillo y lo compartido: la naturaleza, los ciclos de la vida, el descubrimiento del mundo. La fe en los misterios y caprichos de la fotografía analógica, de la química y de la óptica termina de obrar el milagro.
Elena Duque