Los comienzos
Cuando cursaba la carrera de cine en Córdoba no estaba interesado en el film como soporte, recuerdo que en la facultad había una práctica en 16mm que no me generaba mucho interés, pensaba que nunca podríamos acceder a filmar en esos formatos tan costosos. Por ese entonces solo quería filmar, filmar todo lo que me rodeaba, en ese momento estaban apareciendo las primeras cámaras mini dv, que respondían muy bien en todas las situaciones de luz y yo pensaba: «con esta cámara puedo filmar solo», es decir, sin un equipo de gente en el rodaje. Sentía una mayor libertad, que era lo que buscaba. Por ese entonces el súper 8 no era una posibilidad.
Al poco tiempo abandoné la carrera de cine porque sentía que no era lo que estaba buscando, y seguí trabajando como cámara en televisión que era lo que hacía en paralelo a mis estudios. Recuerdo que por esos días después de una jornada de trabajo fui a la isla de edición a dejar el tape de ese dia y los editores que eran amigos míos, estaban viendo unos cortometrajes en VHS, en ese momento estaba pasando Walking from Munich to Berlin (1927) de Oskar Fischinger. Hasta el día de hoy recuerdo el impacto que me generó ver esas imágenes, el ritmo, en ese momento pensé, ¡qué trabajo de montaje más complejo!, nunca imaginé que eso estaba montado totalmente en cámara.
Al poco tiempo me fui a vivir a Buenos Aires para seguir estudiando. Empecé a hacer mis primeros cortometrajes en vídeo, más cercanos al documental de observación y durante un rodaje en un parque, en donde también funciona una feria de antigüedades, encontré un puesto que vendía todo tipo de cosas relacionadas al cine. Entre esas cosas había un proyector de super 8, el cual compré porque era muy barato. Ese fue mi primer contacto con el soporte, a través de los proyectores. Me la pasaba viendo registros familiares de la década del 60 y 70.
Aunque estaba interesado por este formato, todavía no lo veía como una posibilidad para hacer mis películas. Fue alrededor del 2010 cuando empecé a asistir al taller de Claudio Caldini que tomé real dimensión de las posibilidades del super 8. Ver la obra de Claudio en super 8 fue una gran inspiración en ese momento.
El montaje en cámara
Por lo general cuando trabajo con montaje en cámara filmo todo en muy poco tiempo, trato de que no pase mucho entre disparo y disparo. Necesito que la película tenga la esencia de lo que me pasa en el momento, porque el disparo es la intuición de lo que sucede en un instante y eso tiene que estar en concordancia con lo que está antes y viene después en la película, la decisión la estás tomando ahí, por más que puedas tener planeado un poco lo que vas a hacer. Creo que esta idea de un montaje más intuitivo convierte al cineasta en lo central de la película, porque mis películas no son solo un retrato de un lugar en particular, sino de lo que me está sucediendo frente a eso. Creo que es importante agregar que la construcción de un montaje, una idea, una imagen es el resultado de la formación que uno ha ido construyendo a lo largo de su vida, y quizás cuando trabajo con la cámara logro hacer síntesis de todo eso. Es decir, no creo que sea resultado del azar o el accidente.
Por lo general lo que se filmó es lo que queda finalmente, utilizo todo ese material, salvo que haya algún problema. Filmo muy poco, no hago pruebas, lo que salió es lo que se va a ver. Algo que también está vinculado al hecho de trabajar en reversible, con un original como única copia.
Esta forma de montaje está íntimamente vinculada al hecho de vagar por diferentes espacios. Son como pequeñas anotaciones en un cuaderno, como ir recolectando pequeños fragmentos en el camino.
El blanco y negro
Es una elección tanto el blanco y negro, como el hecho de que estén filmadas en reversible, es muy diferente la respuesta del negativo al reversible.
En mis trabajos en blanco y negro la luz es uno de los elementos principales. Sabemos que los colores no existen, o por lo menos no en un sentido literal. Lo que existe es la luz, eso es lo real. Y a la vez eso es totalmente antinatural, no vemos en blanco y negro. Me interesa partir de ahí para crear.
Hice algunas pruebas en color, con unas latas 16mm que me habían regalado pero todavía no encontré algo que me interese. Aunque tengo ganas de seguir probando, sería algo nuevo para mi.
Reflejo nocturno
La idea de la serie Reflejo Nocturno fue partir de la oscuridad total, pensar la pelicula reversible sin exponer como un gran lienzo negro. La intención era trabajar en espacios naturales donde las condiciones de luz para poder exponer la película eran bastante malas.
A partir de ahí surgió la idea de filmar la película completamente fotograma a fotograma, como si fuera una animación. Cada uno de esos fotogramas, tiene diferentes tiempos de exposición que van variando con cada disparo, y en su mayoría con tiempos de exposición más largos que la velocidad normal de obturación de una cámara de cine: es una posibilidad que tienen las cámaras Bolex de 16mm, te permiten dejar abierto el obturador el tiempo que creas necesario, lo que en las cámaras fotográficas sería el bulbo. Esto me da la posibilidad de poder trabajar en espacios donde hay muy poca luz.
La decisión fue trabajar con la unidad mínima de la película, que es el fotograma, intentar hacerlo visible, a través de la variación de la exposición en cada fotograma, acentuar esa ilusión del movimiento y que el espectador pueda sentir el salto de una imagen a otra.
Estoy terminando una nueva parte de esta serie, pero a diferencia de las dos primeras esta fue filmada en negativo, algo que modifica mucho la forma de trabajo porque no puedo visualizar el material en el momento, necesito escanear o hacer una copia para poder ver el resultado. En cambio las dos primeras están hechas en material reversible, haciendo el proceso de revelado yo mismo en casa. Esto me daba la posibilidad de poder proyectar el material para ver el resultado y salir a filmar nuevamente.
La film performance
En mis comienzos cuando empecé a trabajar con imágenes en movimiento, hacía sets de vídeo en tiempo real, realizaba pequeñas piezas de video en loops que luego procesaba en vivo, por lo general acompañado de un músico o artista sonoro. Disfrutaba mucho estas creaciones, pero luego las fui abandonando porque empecé a dedicarme más a mis películas. Años después, al entrar en contacto con los proyectores de cine, volví a estar interesado en la performance, sentía que volvía a conectar con esa experiencia de mis inicios, aunque desde un lugar totalmente diferente, hasta diría opuesto.
Mi acercamiento a la performance cinematográfica parte de la idea de trabajar con los elementos primarios del cine, podríamos decir en un estado cero del cine. Con el proyector y su obturador y el haz de luz como materia principal de la obra. Utilizar la máquina de proyección desplazándola de su función original de reproductibilidad para hacerla una herramienta creativa más. Rompiendo también la dinámica de exhibición cinematográfica y el papel del cineasta como creador separado del público, generando una experiencia inmersiva que solo sucede ahí entre el realizador y el espectador.
NBR III es el resultado de varios trabajos previos performativos en los que venía trabajando, buscando una mayor simpleza y depuración en los elementos, siento que es la condensación de muchas otras piezas que fueron quedando en el camino. Quizás lo principal que se abre en esta performance es el sonido, algo que antes nunca había trabajado. La propuesta era utilizar la superficie total de la cinta de 16mm, invadiendo la parte de la pista de sonido con la imagen, haciendo audible lo que vemos, ya que la imagen que observamos en la pantalla pasa por el lector óptico de sonido, transformando esas variaciones de luz en ruido analógico.
Aunque en esta performance que voy a presentar en el festival trabajo con una especie de partitura previa, casi una coreografía de operaciones con los proyectores, lo que es realmente interesante es cómo eso se va adaptando a las circunstancias del momento.
