DOS PELÍCULAS DE CÁMARA. NOTAS SOBRE EL CINE DE BRUNO DELGADO RAMO

Jun 1, 2021 | Artículos, Destacados

A continuación, presentamos una serie de notas de la artista e investigadora Esperanza Collado pertenecientes a un texto mayor sobre Una película en color y Un baile con Fred Abstrait, de Bruno Delgado Ramo, de quien podremos ver una sesión, una performance (con Las Synergys) y una instalación. Nos centramos aquí en sus reflexiones en torno a la idea de habitación en sus films.

Una película en color y Un baile con Fred Abstrait están concebidas como un proyecto de investigación en el que Bruno Delgado Ramo indaga de manera narrativa y cinematográfica en las condiciones del moderno lugar de trabajo, esto es, el estudio, el gabinete o habitación del “creador”. Mientras algunas aproximaciones formales a este tema están guiadas por el libro de Maistre, las iconografías de San Jerónimo en su estudio son también una fuente de referencia conceptual y formal recurrente. Inicialmente, la película pretendía revisitar los cuarenta y dos capítulos de la obra de Maistre a través del dispositivo cámara-habitación en un enfoque estructural más bien rígido, pero hacia el fin de su proceso creativo Delgado rompe con la estructura del libro para continuar de manera más intuitiva. 

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Delgado, de hecho, no está interesado en la dimensión literaria del libro, sino más bien en las potencialidades de trabajar con la idea de confinamiento espacial como experiencia de un territorio en el que explorar las posibles relaciones entre, por un lado, cuerpo y espacio (de trabajo), y entre luz, cámara y habitación, por otro. Las lecturas y perspectivas cruzadas de Una película en color y Un baile con Fred Abstrait entre esa distinción, bien como exploraciones en torno a nociones como la distancia, la medida, la escala, etc.,  también pueden conectar el uso de la película y la cámara de cine con una habitación en todas sus dimensiones espaciales y temporales. Además, estas cuestiones están tratadas a menudo con una dosis de humor que recuerda a Buster Keaton, con bastante ingenio en ambas películas.

Como ya se ha mencionado, las películas exploran las relaciones entre la habitación y la cámara como espacios cerrados en los que tienen lugar eventos de luz. En el libro de Maistre, la experiencia de estar solo lleva naturalmente a una obsesión con la reflexión y «con la sensación de duplicidad que se impone sobre alguien que puede pensar pero no actuar, o que se ve obligado, a falta de compañía, a hablar consigo mismo». (Brown, 2013) Estas ideas de reflexiones, confinamiento y desdoblamiento (en este caso en forma de sombras) traen a la mente otra referencia que vale la pena mencionar: la alegoría de la caverna de Platón y sus enseñanzas sobre la naturaleza de la percepción. De hecho, las películas de Delgado son un intento de significar un espacio interior. Además, las dimensiones de la habitación pueden variar de acuerdo con los estados de ánimo de Maistre y, por supuesto, con los de Delgado: «a veces las cuatro paredes son un poco claustrofóbicas, pero más a menudo la habitación de repente resulta ser vasta en sus dimensiones, como si la distancia desde su sillón hasta su escritorio repentinamente constituyera un terreno enorme e infranqueable» (Brown, 2013). Las reflexiones abundan en las dos películas, tanto en forma de proyección de luz entrando en la habitación a través de la ventana, trazando líneas en el libro y en las frutas, como en forma de proyección del pensamiento, referida en las vistas, a menudo parciales, de la cabeza de Bruno (la mayoría de las veces vista desde atrás o desde un lado) y de sus manos en actitud de pensar, escribir o leer. En el libro de Maistre, la experiencia de estar solo también lleva de manera natural a escribir, una actividad relacionada con la introspección y el retiro que tiene (como el cine) la capacidad de conectar dos puntos lejanos en el espacio y en el tiempo: el aquí y el ahora de la realidad física del escritor/lector/espectador y las imágenes o localizaciones distantes a las que nos lleva la película o el texto. 

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Una película en color y Un baile con Fred Abstrait están íntegramente filmadas en una habitación, su habitación en la casa de sus padres en Sevilla. La habitación se compone de una puerta, una ventana, un escritorio, una silla, un sillón, una cama, un espejo, algunos retratos litografiados, una estufa, alfombra, lámpara, estantería, libros, un atril, material de escritura, folios y ropa. Toda la iconografía relacionada con San Jerónimo que aparece en la película se refiere a los fundamentos históricos del moderno pensador o creador como alguien que por lo general trabaja en su habitación. La habitación de Baruch Spinoza en Rijnsburg, por ejemplo, era una habitación interior, muy pequeña, donde tenía un torno para pulir cristales. Usaba la misma habitación para leer y escribir. En las representaciones de San Jerónimo usadas por Delgado se retrata al monje como alguien dedicado a reflexionar y a pensar. Sus habitaciones son agradables, tienen ventanas, escritorios, lámparas de lectura y normalmente se presenta a San Jerónimo leyendo o escribiendo rodeado de sus pertenencias y de objetos como, por ejemplo, lupas, plumas, papel, etc. 

Delgado presenta en sus películas el artificio de transformar el cuarto propio en un set de rodaje, donde filmar la luz que atraviesa las paredes y poner el foco en frutas que se convierten en naturalezas muertas. Esta idea derivó en parte de la visión, desde su ventana, de la cocina de su vecino. Delgado construye entonces un entorno capaz de recrear una naturaleza muerta. De hecho, el nivel de artificialidad creado en la habitación lleva a esta construcción. Todo lo que se concibe en su interior alude al mundo exterior. El color de las frutas se convierte en un juego donde la potencialidad lingüística (¿piensas en el color cuando nombras la fruta?) lleva a la seducción de trabajar con palabras. «Hay hallazgos pero es todo una puesta en escena», admite Delgado en una conversación. 

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