DIANNA BARRIE Y RICHARD TUOHY. LA MANO Y LA MÁQUINA

Jun 2, 2022 | Destacados, Entrevistas

Vuestras películas están muy ligadas a los procesos ópticos y fotoquímicos, ¿cómo ha evolucionado esta manera de trabajar?

Dianna: Muchas de nuestras películas en super 8 se convirtieron en películas sobre las posibilidades de la cámara. Hacíamos muchas cosas fotograma a fotograma, con las pocas sobreimpresiones que se pueden hacer en super 8, con filtros que multiplican la imagen, jugando con el macro… Cuando nos ocupamos nosotros de la química, haciendo nuestras propias copias… También explorábamos las posibilidades que había ahí, más allá de simplemente revelar o de hacer copias normalmente. 

Richard: Hace tiempo alguien dijo después de ver un puñado de nuestros films que eran películas sobre cámaras, lo que en su momento me ofendió porque yo no lo veía así. Más recientemente Paul Clipson nos dijo algo muy similar sobre su trabajo. Vino a Australia e hizo una proyección en la que describió sus películas como «manuales de cámaras de super 8». Y pensé «pues sí que lo son, ¡y son geniales!». 

Aunque las películas están muy relacionadas con la técnica, creo que también tienen cierta relación con la filosofía, ¿es así?

Richard: Sí, creo que se puede hacer esa conexión (al menos yo puedo) entre nuestro bagaje en filosofía y lo que ocurre en nuestra obra. En parte, nuestra formación fue en filosofía anglo-americana, que es altamente rigurosa, no contemplativa ni especulativa, es un tipo de filosofía muy analítico en el que descompones frases y cosas así. Siento que ese rigor, esa formación, está conectada ciertamente con la clase de obras cinematográficas que nos parecen satisfactorias, la clase de trabajo que queremos ver en una película. La otra conexión que hago es con las películas tipo Ozu que estaba intentando hacer, muy minimalistas y formalistas, que estaban relacionadas con esa filosofía formalista y minimalista. Y el cine que me interesaba en un principio también era así. Y creo que eso está allí, en las películas que estamos intentando hacer. Es satisfactorio para nosotros cuando tenemos un grupo limitado de partes, y podemos desplegar algo más complejo a partir de ahí. 

Creo que hay algo en la estructura de las películas que tiene que ver con lo que acabas de decir, pero también con las estructuras musicales: bucles, variaciones…

Dianna: Sí, ciertamente pienso que el proceso de montaje es como componer. Trabajo creando algunos materiales y luego editando a partir de ellos. Primero con found footage, que ya no encuentro, en lugar de empezar diciendo «necesito esto o aquello» e ir a filmar más. Tiende a ser un proceso en el que recolecto cosas para descubrir si puedo componer a partir de ellas algo que lleve a la audiencia a través de una duración. 

Richard: La idea de estructura es importante para nosotros, porque la música es un medio 100% basado en el tiempo. No 100%, pero casi. 

Dianna: Bueno, el sonido son variaciones de presión a lo largo de un tiempo. 

Richard: Somos muy conscientes de la experiencia en la sala a oscuras, queremos crear una estructura que se sostenga, que tenga cierta clase de integridad musical. Es difícil trazar una analogía entre música y cine, es más algo que haces a través del gesto, pero sin duda está en nuestras mentes. Especialmente algo como un cuarteto o solo un movimiento de una sonata. Esta es la clase de estructura con la que fantaseamos, en lugar de preocuparnos por lo que es menos experiencial. Nos interesa la manera en la que las partes de las cosas se relacionan entre sí en términos de experiencia corporal. No estructuramos las cosas en términos de emoción, por ejemplo, sino más bien en función de otra clase de características como el ritmo o la luz y la sombra. 

Además del componente más visual, me parece muy interesante el sonido de vuestras películas, ¿me podéis hablar un poco de ello? 

Dianna: Las bandas sonoras son interesantes, usualmente empezamos a trabajar en ellas cuando la imagen está bastante terminada. Mi intención en ellas es que dibujen una especie de arco, una especie de textura continua, un desarrollo. Pero nos gusta pensar en ellas como algo que no es del todo una pieza musical, que necesita de la imagen para estar completo. A veces eso significa hacer algo con una pequeña cantidad de sonido que se repite. A menudo, si la imagen ya hace eso, quiere decir que tenemos que hacer algo con un arco más largo que no signifique repetir el mismo sonido una y otra vez. Así que algunas veces nos movemos entre arcos muy largos de material siempre nuevo o entre elementos pequeños que se repiten una y otra vez. Creamos el contrapunto que sea adecuado para la imagen. A veces probamos muchas bandas sonoras, siempre pasa algo interesante. Es diferente para cada proyecto. 

Richard: Más de una vez hemos usado una banda sonora en varias proyecciones de una película, para luego hacerle una nueva.  

Dianna: Porque siempre es diferente cuando proyectas la película con público. Puedes estar muy contenta con lo que has estado haciendo, pero en cuando se la muestras al público piensas «Oh, tengo que dejar de torturar a la gente».   

Vuestro trabajo, además de hacer vuestras propias películas, es bastante intenso en términos de «difundir la palabra» del cine analógico: organizáis eventos, dais talleres, viajáis por el mundo enseñando vuestro trabajo… Creo que eso está muy conectado con las películas que habéis hecho recientemente, pues están hechas en muchos lugares, son como diarios de viaje formales y estructurales. 

Richard: Es gracioso, porque por tener esta oportunidad de viajar, no habíamos tenido la oportunidad de filmar nuestra propia ventana, lo que se ve también en el programa. No es una necesidad, es simplemente que hemos pasado mucho tiempo viajando y también tenemos un negocio. Es difícil tener tiempo para trabajar en cosas y cuando viajas eso te da una oportunidad. Y es también el momento en el que vas a un lugar que te hace nuevas preguntas: ¿Qué es Tailandia? ¿Qué es Vietnam? ¿Qué significa ser esa persona, vivir en ese lugar? Estas películas te estimulan a hacer algo. Me gustaría hacer más películas en Australia. Quiero viajar para mostrarle a la gente las cosas que me parecen estimulantes. Nuestras primeras películas están hechas en Australia, en los arbustos, en diferentes ambientes. Quiero volver a esto porque realmente me gustaba. Espero que vayamos al oeste de Australia en un par de meses. Ese va a ser un ambiente radicalmente diferente, un desierto rojo. 

Sobre vuestro trabajo performativo, creo que sigue una vía diferente a vuestras películas, pues es mucho más abstracto. Tiene que ver con los proyectores y sus capacidades, con cómo funciona el sonido óptico… ¿Me podéis decir cómo os involucrásteis en este tipo de trabajo?

Dianna: Es similar a eso que dijiste de que nuestras películas son sobre cámaras: las performances son sobre proyectores, y sobre expandir las limitaciones de la pantalla, sobre cómo poder ir más lejos con los equipos de proyección, cómo poder extraer lo que el proyector hace por el público cuando no está proyectando una película normal, cómo puedes llamar la atención hacia el mecanismo. 

Richard: Las maravillas de la proyección nos son normalmente demasiado familiares como para poder ver lo más interesante de lo que está ocurriendo. La transformación de la cosa, el poder tomar una tira de imágenes fijas y experimentar a partir de ahí movimiento. Nos gustaría confrontar a la gente con cómo funciona eso, eso es lo que nos emociona de las performances. Es una vía diferente a nuestras películas pero no a propósito. Encuentro muchas conexiones. En las performances intentamos desplegar mucho con muy poco, cosa que también hacemos en nuestras películas, pero quizás durante una performance necesariamente tienes medios materiales si vas a hacer algo en vivo mientras que en una película puedes meter lo que quieras. Claro que en una performance puedes meter eso pero eso se me hace ajeno, incluir imágenes. Mi impulso es hacer algo no figurativo y que sin embargo se alinee con el formalismo agresivo que nos gusta. Lo otro es que solo somos dos, quiero decir, puedes hacer una performance solo, pero nos gusta hacer al proyector cantar, queremos oirle hablar. Es como un juego que nos desafía a ver qué más podemos hacer, qué más podemos hacerle decir en términos de sonido óptico. 

Es muy impresionante lo que podéis hacer con muy poco, como en esta performance en la que usáis vuestras manos para crear distintos efectos. 

Richard: Lo de las manos lo introdujimos en parte porque las hemos tematizado: pasamos mucho tiempo con nuestras manos dentro de las máquinas para hacerlas funcionar. Creo que somos lo que hacemos. Lo que pasa en la cabeza es un producto de lo que se hace con las manos. Pasamos mucho tiempo con estas máquinas y esto nos conduce a pensar mucho en ellas. Así que esta es una manera divertida de representarlo, meternos dentro de la cosa, encarnar esa cosa mecánica.

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