- ‘Torontontero’, de Álvaro Feldman fue el proyecto elegido la pasada convocatoria de BAICC – Residencia Artística Internacional de Creación Cinematográfica promovida por el (S8) junto a AC/E y el LIFT. En septiembre de 2022, Álvaro viajó a Toronto para trabajar en las instalaciones del LIFT (Liaison of Independent Filmmakers of Toronto), para registrar la ciudad y dibujar un todo a partir de fragmentos y repeticiones en loop, experimentar con el copiado óptico, descubrir a los “dinosaurios que viven en la oscuridad” y dar forma a una película sin principio ni fin, su rumba canadiense. Hablamos con él de todo ello y de la “tensión” cautivadora del cine expandido. La film performance resultante de esta residencia podrá verse en A Coruña el próximo junio en el XIV (S8).
– ¿Podrías realizar una pequeña introducción de tu proyecto ‘Torontontero’?
Torontonton, torontotorontoronton tero tero, torontotorontonton. Torontontero es una película supongo, bueno, son muchas películas en una, o una misma película que aparece cada vez de manera distinta, una performance, cine expandido o algo así. Para mí es una rumba canadiense.
– Cuéntanos brevemente cómo fue el proceso de creación durante tu estancia en el LIFT de Toronto.
En Toronto estuve compaginando paseos interminables para filmar todo lo podía, mientras trabajaba en paralelo con las copias de ese material filmado. Desde el principio me rondaba la idea de construir una película que partiendo de repeticiones se multiplicará en muchas otras posibles películas, por eso filmaba en blanco y negro y la coloreaba en la copiadora, después la proyección parte de un loop, un bucle que no empieza ni acaba, mostrándose distinto cada vez. Con el sonido trato también de traducir esos mismos mecanismos que rigen la imagen y la performance que estoy preparando para poner en diálogo ambas materias. Durante mi estancia todos esos conceptos se fueron ordenando y desordenando en mi cabeza igual que en la película.
– ¿Cómo ha sido la acogida que has tenido entre la comunidad de cine experimental de Toronto y qué sensaciones te transmitió el poder trabajar en un espacio como el LIFT?
¡Fantástica!, ha sido una pasada conocer allí a tanta gente inspiradora con las que compartir este deseo obsesivo de hacer películas con las manos. Me acuerdo de Karl, Robin y Noah, que me ayudaron con todo lo que necesitaba y reirnos entre copias y revelados. De jugar al billar con Johnny en Niagara, gracias a él tuve bici y guitarra. Britt, que fue un faro, como los que salen en su peli. Martín y John en su oasis,CineCycle. Madi que siempre tiene los brazos abiertos y da muy buenos abrazos. Angelita que me dio un hogar, Chris, Renata, Cayley y muchos otros que llevo con mucho cariño en el recuerdo de aquellos días.
– Tu trabajo destaca en la exploración técnica y el conocimiento de los procesos creativos en soporte fotoquímico. ¿Cómo ha influido en el desarrollo artístico de tu obra tu paso por el LIFT? ¿En qué has podido profundizar allí?
Pasar por LIFT fue una gran oportunidad para aprender sobre procesos de copiado óptico, fue un lujo trabajar con esa máquina intimidante y maravillosa que es la Oxberry, Johnny decía que las printers son como dinosaurios que viven en la oscuridad. Pude explorar mucho esas técnicas e indagar más en el revelado, además de encontrar miles de ideas por el camino de cómo construir la performance y hacer dialogar el sonido con la imagen. Me interesan mucho los mecanismos, sus posibilidades y limitaciones que a veces se confunden, en LIFT encontré un espacio donde explorarlas, y un tiempo para reflexionar sobre mis procesos.
– En el (S8) le dedicamos una especial atención a la creación cinematográfica en tiempo real en sus diferentes formas, como la film performance o el cine expandido. ¿Qué opinión te merece esta dimensión del cine? ¿Cuál está siendo tu experiencia en este terreno al abordar un proyecto de estas características?
Creo que este tipo de piezas performativas, llevan la experiencia cinematográfica al presente, hace cómplices a lxs asistentes, de una vivencia única. Existe una tensión que hace interesante todo lo que pueda ocurrir, y es la propia proyección y no el contenido de la misma lo que cobra importancia. A mí me permite pensar en todas las posibilidades que compartir un tiempo y un espacio concretos con otras personas puede tener de mágico a través del cine.
Hasta ahora mi experiencia está siendo verdaderamente expansiva y no dejo de encontrar nuevas posibilidades, es difícil al fin y al cabo encontrar la manera de desplegarlas. Torontontero es un chiste pero también una aspiración, dibujar un todo a partir de fragmentos, para experimentar una forma múltiple y única a la vez.
– ¿Qué estímulos encuentras en el formato analógico de la imagen en movimiento y qué crees que aporta a tu proceso de creación esta elección?
Hacer películas de esta manera me permite imaginar. Para mí, prima el proceso de hacerlas, más que el resultado, estar en contacto con la materia, que tomen presencia todos los accidentes durante el camino, es algo mágico y emocionante. Creo que ver como se mueven los mecanismos de la cámara o el proyector, revelar las imágenes y que aparezcan de pronto cosas que no se esperaban o que en la cabeza de uno se construyeron de otra forma, produce la sensación de que la película está viva, toma sus propias derivas y nos acompañamos mutuamente.
– ¿En qué parte del proceso se encuentra el proyecto en estos momentos y cuáles serán los siguientes pasos a seguir?
Ahora mismo estoy configurando la performance, la disposición de los proyectores y la duración del bucle, mientras, también voy probando con el sonido. Espero tener pronto un esquema que equilibre un poco todas estas tensiones y así poder empezar a ensayar los procedimientos para la proyección.